Netanyahu asume que tendrá que rendir cuentas tras la guerra por los fallos que permitieron el ataque de Hamás | Internacional

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha alertado este miércoles, en un mensaje televisado a la nación, de que Israel está preparando una invasión terrestre de Gaza, aunque sin concretar cuándo. Netanyahu ha asegurado que la decisión sobre cuál será el momento en el que las Fuerzas Armadas entren en la Franja la tomará el Gobierno. “El calendario de la operación militar la decidirá por consenso el gabinete de guerra”, ha concretado. A punto de cumplirse 20 días del estado de guerra con la milicia de Hamás, el ejército de Israel mantiene un imponente despliegue listo para la acción inmediata en la frontera de la Franja palestina, sin lanzar aún la anunciada invasión para erradicar al movimiento islamista que mató a 1.400 israelíes y secuestró a otros 220 en el 7 de octubre, en el ataque más letal sufrido por el Estado judío en sus 75 años de existencia. Netanyahu responde así a las informaciones sobre supuestas presiones de EE UU para que retrase la invasión terrestre de Gaza.

En su mensaje, el jefe de Gobierno israelí también ha animado a los civiles de su país a llevar armas y ha asumido que tendrá que dar respuestas sobre su responsabilidad política por el ataque de Hamás: “El 7 de octubre fue un día negro […] Los errores serán investigados hasta el final. Todos tendrán que dar respuestas, yo incluido. Pero todo eso pasará solo al final de la guerra”.

Las negociaciones para liberar a los rehenes con la mediación de Qatar y el temor a la expansión del conflicto a escala regional, tras las amenazas contra bases de Estados Unidos en Oriente Próximo, frenan el avance militar. Netanyahu parece haber aceptado posponer una invasión que los días posteriores al 7 de octubre parecía inminente. El objetivo sería que EE UU pueda proteger sus instalaciones militares en Irak y Siria con una docena de escudos antimisiles, según ha informado este miércoles The Wall Street Journal, que cita a responsables israelíes y estadounidenses. La necesidad de garantizar la entrada de ayuda humanitaria al enclave costero, donde 2,3 millones permanecen bajo un completo bloqueo desde hace más de dos semanas, está también detrás de la decisión de aplazar la ofensiva terrestre.

“Nuestros objetivos son eliminar las capacidades militares y de Gobierno de Hamás y traer de vuelta a los rehenes”, aseguró el primer ministro. “Nos estamos preparando para una invasión terrestre. No voy a especificar cuándo, cómo ni cuánto. Ni tampoco las distintas consideraciones que hacemos, que en su mayoría no conoce el público, y así es como tiene que ser, para que podamos preservar la vida de los soldados”, enfatizó.

Pese a estas informaciones sobre las presiones de Washington, el presidente Joe Biden ha negado que hubiera pedido a Netanyahu un retraso de la ofensiva en Gaza. En su lugar, asegura, había apuntado al líder israelí la necesidad de hacer todo lo posible por lograr la liberación de los rehenes secuestrados. “Le he dicho que si es posible sacarlos de manera segura, eso es lo que debería hacer”, ha puntualizado. “Es su decisión, pero no se la exigí”, ha añadido.

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En una rueda de prensa en la Rosaleda de la Casa Blanca junto al primer ministro australiano, Anthony Albanese, Biden ha defendido este miércoles la necesidad de una solución para el conflicto en Oriente Próximo que incluya el establecimiento de dos Estados, el israelí y el palestino, en coexistencia pacífica. En su declaración más favorable a las posiciones palestinas desde el comienzo de la crisis actual ha vuelto a insistir en que Israel “tiene la responsabilidad” de defender a sus ciudadanos, pero resaltó que al hacerlo también debe proteger a los civiles inocentes en Gaza.

“Vamos a asegurarnos de que Israel tenga lo que necesita para defenderse ante los terroristas. Eso está garantizado. Pero también hay que recordar que Hamás no representa a la inmensa mayoría del pueblo palestino en la franja de Gaza o cualquier otra parte”, ha asegurado Biden.

“No hay vuelta atrás a la situación como estaba antes del 7 de octubre”, ha insistido el presidente estadounidense, que ha subrayado la necesidad de que los líderes mundiales se impliquen en hacer realidad esta solución, consagrada en los acuerdos de Oslo y política oficial estadounidense, que nunca ha podido aplicarse sobre el terreno. Biden también ha lanzado un llamamiento para detener los ataques de colonos israelíes “extremistas” a palestinos en Cisjordania.

El presidente estadounidense ha subrayado la necesidad de la integración de Israel en la región y de la normalización de lazos con los Estados árabes. Antes del estallido de la crisis, Estados Unidos mediaba para tratar de llegar a la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, el líder económico del mundo árabe y custodio de los santos lugares musulmanes.

Negociaciones de Qatar

Washington también ha reclamado a Israel que detenga sus planes de operación terrestre en Gaza después de que Qatar, que mantiene en marcha una mediación para liberar a medio centenar de rehenes, haya advertido de que la invasión israelí daría al traste con sus negociaciones. El primer ministro catarí, Abdulrahman al Zani, ha asegurado este miércoles que espera poder anunciar “avances” próximamente. “Hay progresos. Tenemos esperanza”, ha añadido.

En su mensaje televisado, Netanyahu ha afirmado además que está haciendo “todo lo posible para llevar a los rehenes a casa”. También ha insistido en que los civiles de Gaza deben moverse hacia el sur, tal y como lleva diciendo en los últimos días el ejército. La zona, sin embargo, no está exenta de los bombardeos israelíes, que se están produciendo a lo largo de toda la Franja.

La concentración de tropas de infantería y carros de combate y artillería en torno a la franja mediterránea ha sido ultimada desde hace días. Los mandos castrenses ya solo aguardan la orden para avanzar. Mientras tanto, la aviación bombardea incesantemente objetivos de la milicia Ezedín al Qasam en el densamente poblado territorio. Más de 6.500 palestinos han perdido de la vida desde el comienzo de las hostilidades, según el Ministerio de Sanidad del Gobierno de Gaza, controlado por Hamás. De ellos, más de 2.700 son niños. En la guerra que Israel libró con Hamás en 2014, la más mortífera hasta ahora, murieron más de 2.200 palestinos, de los que 538 eran menores de edad.

Unos 400 niños mueren o resultan heridos cada día en la Franja de Gaza a causa de los bombardeos lanzados por Israel desde el inicio de la guerra, según ha informado Unicef este miércoles. Las autoridades de facto en Gaza han acusado a Israel de estar concentrando los ataques en el sur del enclave, donde aseguran que se han registrado el 65% de las víctimas esta semana, a pesar de haber ordenado la evacuación del norte de la Franja el pasado día 13 para evitar daños a la población civil.

La ayuda humanitaria apenas está llegando a los 2,3 millones de gazatíes, de los que 1,4 millones son ahora desplazados internos, según estimaciones de Naciones Unidas. Solo entra por el paso de Rafah, en la frontera con Egipto, una vigésima parte de las necesidades diarias. Ante la falta de combustible, esencial para alimentar los generadores de electricidad, la UNRWA, agencia de la ONU para los refugiados palestinos, ha anunciado que va a tener que detener sus operaciones a partir de este jueves. Seis hospitales de la Franja han tenido que suspender ya su actividad por falta de combustible.

Las Fuerzas Armadas de Israel siguen de forma implacable con sus planes de invasión, mientras tanto. “Estamos preparando la zona para un significativo incremento de la actividad militar”, ha asegurado el teniente coronel Jonathan Conricus, uno de los portavoces castrenses internacionales. “Eso ocurrirá en la segunda fase, por eso instamos a los civiles que se dirijan hacia el sur”, apostilló.

En un inopinado giro tras casi tres semanas de guerra, Hamás ha lanzado este miércoles dos cohetes de largo alcance desde la franja de Gaza. Uno en dirección a Haifa, 140 kilómetros al norte en la costa mediterránea, y otro hacia Eilat, 300 kilómetros al sur a orillas del mar Rojo. En el frente del norte, el Ejército dijo haber atacado cinco unidades de Hezbolá que preparaban incursiones desde Líbano. Y en Cisjordania, cuatro palestinos murieron a causa de los disparos de un dron israelí en un campamento de refugiados de Yenín.

Washington aumenta su despliegue militar en la región

Desde el estallido de la crisis en Oriente Próximo, Estados Unidos ha reforzado a marchas forzadas su despliegue militar, con la vista puesta en Irán. Sus motivos: servir de fuerza disuasoria para que Irán y las milicias que este régimen patrocina no intervengan en el conflicto y lo agraven o extiendan a otros países. Y proteger a las tropas que mantiene en la zona, que ya han detectado una escalada en los ataques de guerrillas proraníes contra sus posiciones.

El Pentágono ha contabilizado una docena de agresiones en Siria y en Irak desde el estallido de la crisis y reconoce su preocupación por la posibilidad de que esos incidentes sean cada vez más graves y numerosos.

“Mantenemos tropas en la región desde el 11-S para luchar contra el Estado Islámico y otros, (nuestra presencia) no tiene nada que ver con Israel. Mi advertencia a los ayatolás es que si siguen hostigando a nuestras tropas, contestaremos y ellos tendrán que estar preparados”, declaraba Biden en su intervención de este miércoles ante la prensa.

Washington trata de completar a toda prisa el despliegue de elementos de su avanzado sistema de defensa antiaérea THAAD —similar al que mantiene desplegado en Corea del Sur— y sistemas antimisiles Patriot. También ha enviado a la zona un grupo anfibio encabezado por el buque de guerra Bataan, un buque especializado en la detección de comunicaciones, y dos portaaviones. El Gerald Ford, el mayor del mundo de ese tipo, se encuentra en el Mediterráneo oriental, con la misión de disuadir a la milicia chií libanesa Hezbolá de abrir un segundo frente contra Israel. El Dwight Eisenhower se encuentra en ruta hacia el golfo Pérsico.

Además, el Departamento de Defensa ha puesto en estado de alerta para su posible despliegue en Oriente Próximo a más de 2.000 militares, que tendrían allí como misión el participar en operaciones de apoyo —no de combate— a las fuerzas israelíes. También ha reforzado su despliegue de aviones caza, incluidos F-16 y F-35.

En un discurso en el Consejo de Seguridad de la ONU, el secretario de Estado, Antony Blinken, advertía el martes: “Si Irán o sus aliados [en la región] atacan a personal de nuestro país, defenderemos a nuestra gente. Defenderemos nuestra seguridad de una forma rápida y enérgica”.

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