La justicia cierra para siempre la muerte de John McAfee: “No hay indicios de nada distinto al suicidio” | Cataluña | España

John McAfee, durnate una conferencia en Pekín en 2016.
John McAfee, durnate una conferencia en Pekín en 2016.FRED DUFOUR (AFP)

John McAfee, el fundador del antivirus que lleva su nombre, se suicidó en la celda número 71 de la cárcel barcelonesa de Brians el 23 de junio de 2021, pocos días después de saber que iba a ser extraditado a Estados Unidos por fraude fiscal. Tenía 75 años. “No hay indicios de nada distinto a una muerte de origen suicida, nada en absoluto”, concluye la Audiencia de Barcelona dos años después de que la esposa de McAfee recurriera el archivo de las investigaciones porque tenía dudas sobre las circunstancias del fallecimiento.

La resolución judicial es firme y pone punto y final a la vía penal. El cuerpo del controvertido empresario permanece desde su muerte, a 18 grados bajo cero, en las dependencias del Instituto de Medicina Legal de Cataluña. La familia tiene ahora varias opciones sobre la mesa: incinerarle en un cementerio de Barcelona, iniciar los trámites (largos y costosos) para repatriar el cadáver a Estados Unidos, o practicar una nueva autopsia de forma particular, toda vez que la justicia española ya ha tenido suficiente con una investigación cuyas pruebas conducen, de forma inexorable, a una única hipótesis, la del suicidio.

“El caso es simple, por más que sea luctuoso y lamentable en cuanto a la pérdida de una vida humana”, afirman los magistrados, que han tardado casi dos años en dar respuesta a la familia, aunque lo han hecho con un extenso y motivado auto al que ha accedido EL PAÍS. Los magistrados reprochan que, por parte de la familia, ni siquiera se haya “formulado otra hipótesis” alternativa al suicidio, aunque concluyen de forma tajante: “No hay ni un solo elemento de sospecha de cargo frente a terceros, de actuación criminal”.

Janice McAfee, durante una entrevista con El País.
Janice McAfee, durante una entrevista con El País.garcía-Santos

La pareja del empresario, Janice McAfee, ha liderado el infructuoso pulso con la justicia española, recelosa de que los hechos hubieran ocurrido como afirmaban las autoridades. Janice pedía que se reabriera la instrucción y se practicaran nuevas diligencias; entre otras, una descripción detallada del levantamiento del cadáver, un informe completo de autopsia y, lo más curioso, un análisis de la forma en que estaban dispuestos los nudos de los cordones de las zapatillas que llevaba McAfee, y que supuestamente podía servir para saber “cómo preparó y ejecutó su muerte”. La defensa también señaló que el informe de toxicología debía ampliarse para tratar de mencionar sustancias psicotrópicas que pudieran haberle “generado inconsciencia”.

Todas esas peticiones son “impertinentes”, dicen los jueces, porque las que se han practicado ya no dejan margen alguno para la duda. “¿Puede ampliarse el informe de autopsia? En teoría hasta el infinito, pero no se señala ningún elemento que haga dudar de que la autopsia se ha llevado conforme a los patrones debidos”, precisa el auto, que avala la extensa investigación practicada: informe policial, grabaciones de las cámaras de prisión, informe de autopsia, declaraciones de los funcionarios, acta de levantamiento de cadáver, informe de los servicios médicos… Con el añadido de que todos esos informes “coinciden”: la de McAfee fue una muerte violenta de tipo suicida por ahorcadura y no hay “ningún elemento” que lo contradiga. La conclusión del juez que, en un lejano octubre de 2021, archivó el caso, sigue siendo válida, la “correcta y necesaria expresión de la única” conclusión posible.

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El auto reconstruye las últimas horas de McAfee en prisión, de las que se tiene conocimiento también a través de las cámaras de vigilancia de Brians. En esa grabación “no se detecta ninguna circunstancia extraña”. Por la mañana, un funcionario habla con el interno, que renuncia a salir al patio. Por la tarde, a las 18.10, otro trabajador accede a la celda, en la que estaba solo, y le ve colgado por el cuello de un cordón que había anclado a la ventana. Entre él y otro compañero cortaron el cordón y le tumbaron sobre la litera. Tenía un pulso débil. Los equipos médicos llegaron e intentaron, sin éxito, reanimarle. Llevaba en prisión más de tres meses, desde que fue detenido tras ser reclamado por las autoridades norteamericanas. McAfee se había opuesto a la extradición, pero una semana antes de suicidarse le comunicaron, por videoconferencia, que no había marcha atrás y que en breve iban a trasladarle.

En una entrevista a este diario, Janice lamentó la lentitud de la justicia española para dar respuesta a sus demandas. “Es difícil no sentir que lo están haciendo de forma intencionada y cruel, inhumana”, criticó. Desde el inicio, la mujer ha defendido que el gurú de internet no había manifestado nada especialmente preocupante que les hiciese sospechar de su intención de suicidarse. Ese mismo día, aseguró, habló con ella y se despidió como lo hacía siempre. Los investigadores, sin embargo, hallaron una nota en uno de los bolsillos del preso: “En lugar de vivirlo plenamente, quiero controlar mi futuro, que no existe”, escribió. Janice, sin embargo, dijo que era un borrador de uno de los tuits que le dictaba cuando hablaban por teléfono, y no una nota de suicidio. Este diario ha intentado hablar sin éxito con ella sobre la resolución de la Audiencia de Barcelona.

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