Israel redobla su ataque sobre Gaza y anuncia una incursión terrestre | Internacional

Israel eleva el cerco sobre Gaza. El ejército ha anunciado, avanzada la tarde de este viernes, un incremento de los bombardeos sobre la Franja y una nueva incursión terrestre tras las realizadas en los últimos días. “En las últimas horas, hemos aumentado los ataques”, dijo el portavoz Daniel Hagari, que centró las operaciones en “objetivos subterráneos”, en referencia a los túneles de Hamás, e “infraestructuras terroristas”, según publicó en la red social X (antes, Twitter). Todo, cuando se cumplen tres semanas desde que, al amanecer del 7 de octubre, también en plena festividad del shabat judío y con el país medio aletargado, Hamás diera su golpe sorpresivo matando a 1.400 personas en una incursión nunca vista en territorio israelí.

El anuncio del ejército, que no dejó claro si ese movimiento de tropas forma parte de la anunciada invasión terrestre o de operaciones preparatorias, coincidió con una caída en las comunicaciones teléfónicas y por internet en el enclave palestino. El observatorio Netblocks registró “un hundimiento de la conectividad, después de que se haya informado de un fuerte bombardeo”. La compañía palestina Jawal informó también del apagón, que sitúa a la Franja en un apagón informativo.

Antes, Naciones Unidas elevó el tono respecto a la gravedad de lo que ocurre en la Franja al hablar de “crímenes de guerra”. La oficina de derechos humanos del organismo alerta de que se están cometiendo crímenes de guerra en la Franja. Tanto “el castigo colectivo” a la población como la captura de rehenes por parte de Hamás encajan en esa categoría, según un comunicado divulgado este viernes. Más allá de los ataques, el director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, considera “migajas” el volumen de ayuda que está entrando en Gaza a través de la frontera con Egipto para atender a una población de 2,3 millones de habitantes. Este responsable asegura que unos pocos camiones no significan el fin del bloqueo de la Franja y que sin un “alto el fuego humanitario” no será posible atender a las víctimas del bloqueo y los bombardeos.

Es la primera vez que se emplea el término de crímenes de guerra en el ámbito institucional para referirse a lo que ocurre en Gaza. Tras más de 7.300 muertos palestinos como consecuencia de los bombardeos israelíes sobre la Franja desde el 7 de octubre, la oficina de Derechos Humanos de la ONU advierte de que “el castigo colectivo es un crimen de guerra”. El organismo insta a Israel a “cesar de inmediato” esa represalia “a toda la población de Gaza”, según un comunicado de este viernes. Reclama, asimismo, que cesen los “ataques indiscriminados cometidos por grupos armados palestinos” y que se libere de manera “inmediata e incondicional” a los civiles secuestrados, cuya captura es otro “crimen de guerra”, sostiene el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk.

El comunicado llega en la misma semana en la que Israel ya ha protagonizado un agrio enfrentamiento con Naciones Unidas y ha anunciado el bloqueo del visado al jefe humanitario y a otros cargos de la organización tras acusar al secretario general, António Guterres, de justificar a Hamás por afirmar que los ataques del día 7 “no vienen de la nada”, sino tras “56 años de ocupación asfixiante”.

Nebal Farsakh, portavoz de la Media Luna Roja palestina, ha descrito como “una gota en medio del océano” la ayuda que ha entrado en la Franja. Diez médicos extranjeros y diez camiones con medicinas, comida y agua ―pero no combustible, que Israel se niega a aceptar― accedieron en la mañana del viernes, según confirmó un funcionario fronterizo a la agencia Reuters. Eso eleva a 84 el total desde que comenzó la actual guerra el 7 de octubre.

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Durante la madrugada, el ejército israelí había llevado ya a cabo una nueva incursión terrestre en Gaza, apoyada por medios aéreos, preparatoria de la invasión con la que pretenden acabar con Hamás, que gobierna en ese territorio y cuyo brazo armado lideró el gran ataque el territorio israelí hace tres semanas. El ejército israelí ha informado de que ha golpeado 250 objetivos del grupo y ha matado a Madhath Mubashar, su jefe en Jan Yunis, en el sur de Gaza. La cifra de muertos en la Franja asciende a 7.326, de los que 3.038 son niños, según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza.

En paralelo, hay signos de que las chispas del conflicto pueden extenderse a la región. En el vecino Egipto, las ciudades turísticas de Taba y Nuweida, a orillas del mar Rojo y próximas a Israel, fueron escenario de ataques este viernes con seis heridos, informaron las autoridades militares del país. Estados Unidos informó la semana pasada de que uno de sus buques de guerra en el mar Rojo interceptó proyectiles lanzados desde Yemen, probablemente hacia Israel, por los rebeldes Huthi, apoyados por Irán, aliado también de Hamás. “Israel trabajará con Egipto y Estados Unidos para reforzar la defensa regional contra las amenazas de la región del mar Rojo”, dijo el portavoz militar israelí, Daniel Hagari, durante unas declaraciones en televisión que cita Reuters.

Eso se une a los ataques de Estados Unidos contra grupos proiraníes en el este de Siria en respuesta al lanzamiento de misiles de los últimos días, lo que amenaza con que la guerra se extienda a toda la región. Paralelamente, las tropas israelíes realizaron nuevas operaciones en la Cisjordania ocupada con un balance de cuatro muertos en las primeras horas de este viernes.

El acuerdo entre Israel y Estados Unidos para permitir el acceso de mercancía básica para la supervivencia de los habitantes de Gaza ha pasado en una semana de “destello de esperanza” a “migajas” que “distraen” sobre el hecho de que agua, comida, combustible y medicamentos están siendo “usados para castigar colectivamente a más de dos millones de personas”, según lamentó este viernes el máximo responsable de la UNRWA. La ONU sostiene que habitualmente entraban en la Franja 450 camiones cada día. Las estimaciones para poder plantar cara a la actual crisis sería de un centenar diario. António Guterres pidió este viernes acelerar las inspecciones en el paso de Rafah, que separa Gaza de Egipto, “para permitir que muchos más camiones entren a Gaza sin demora”, según un comunicado.

Todo cuando se cumplen 20 días de guerra desde que Hamás atacó Israel el 7 de octubre matando a unas 1.400 personas y el ejército israelí comenzara a bombardear la Franja de manera indiscriminada con el resultado de esas más de 7.300 víctimas mortales. La entrada por tierra de las tropas israelíes en el enclave palestino, como ha prometido el Gobierno que lidera el primer ministro Benjamín Netanyahu, dificultaría todavía más el acceso de los habitantes a lo indispensable para sobrevivir en un territorio donde apenas llega el suministro eléctrico y de agua.

Guerra Israel-Hamás
Un palestino grita junto a cadáveres de un ataque israelí frente al hospital Al Najjar de Gaza, el jueves. Abed Rahim Khatib (DPA / Europa Press)

Comercios vacíos

“Al principio, la gente podía ir al mercado o a las tiendas. Ahora, ya no. Los comercios tienen las estanterías vacías. Los habitantes están luchando por conseguir comida, pero ya hay personas que están pasando hambre en Gaza”, alerta Nebal Farsakh, portavoz de la Media Luna Roja palestina, en declaraciones a través del teléfono.

En rueda de prensa en Jerusalén, Lazzarini, de la UNRWA, ha insistido en que “muchos” palestinos morirán “pronto”, no por los bombardeos, sino por las consecuencias del bloqueo completo impuesto por Israel. Sus compañeros en Gaza, 57 de los cuales han perdido la vida en las tres semanas de ataques aéreos, han empezado a comunicarle los primeros casos de hambre dentro de la Franja, ha añadido.

“Tenemos que evitar pasar el mensaje de que unos pocos camiones al día significan el levantamiento del cerco para [introducir] ayuda humanitaria […] Ha habido negociaciones intensas y una incesante diplomacia de intermediación para abrir una línea de suministro humanitaria. Hasta ahora solo ha resultado en un puñado de convoyes de ayuda. Esto no cambiará el hecho de que Gaza está siendo estrangulada”, dijo Lazzarini, tras señalar que su población se siente “dejada de lado, alienada y abandonada” y ha empezado a cargar las tintas con el propio personal de la UNRWA (gazatíes como ellos, en su gran mayoría), al percibirlos como parte de “la misma comunidad internacional que parece haber dado la espalda a Gaza”. “El sistema actual está condenado a fracasar. Lo que necesitamos es un flujo de ayuda significativo e ininterrumpido. Y para lograrlo, necesitamos un alto el fuego humanitario que garantice que esa ayuda llega a quienes lo necesiten”, ha sentenciado.

Combustible

El combustible, cuya entrada impide Israel porque asegura que Hamás tiene y se lo ha robado a la UNRWA, ha centrado buena parte de la intervención. La agencia se ha visto obligada a “limitar drásticamente” su uso en los últimos días, a través de “decisiones difíciles” como determinar si lo necesitan más el medio centenar de panaderías a las que se lo proporciona, los centros médicos o su propio personal. “¿Cuánto podemos aguantar? No lo sé. Pero no más de unos días”, agregó.

Lazzarini insistió en que ni tiene conocimiento de robos de combustible, “ni idea” de cuánto puede tener el Gobierno de Hamás. También en la importancia de que llegue desde fuera de Gaza, si bien ha abierto la puerta a acceder a unos depósitos en el interior que guardan “algo” de combustible que entró en su momento por acuerdo entre Israel y Qatar. Su personal solo podrá hacerlo, añadió, con luz verde de las Fuerzas Armadas.

Solo dos de las panaderías que trabajan para el Programa Mundial de Alimentos (PMA) disponen de combustible, probablemente, solo hasta el sábado, según ha alertado un representante de esta agencia de la ONU. El PMA afirma que, desde el miércoles, solo pueden atender a 150.000 personas por falta de combustible, cuando antes lo hacían a 200.000.

Mientras, en Cisjordania, las incursiones de las tropas israelíes en la madrugada del viernes causaron, al menos, cuatro muertos, según la agencia palestina Wafa, tres de ellos en Yenín y uno más en Qalqilia. Esta otra región de la Palestina ocupada vive sus semanas más convulsas y mortíferas desde el estallido de la Segunda Intifada (2000-2005).

Funeral de Osayed Hmaidat, de 17 años, en el campo de refugiados palestinos de al-Jalazone, al norte de la ciudad cisjordana de Ramala, este vierntes.
Funeral de Osayed Hmaidat, de 17 años, en el campo de refugiados palestinos de al-Jalazone, al norte de la ciudad cisjordana de Ramala, este vierntes.AFP

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