Xi y Maduro anuncian en Pekín el refuerzo de su “asociación estratégica” | Internacional

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se ha encontrado finalmente este miércoles en Pekín con su homólogo chino, Xi Jinping. La entrevista ha tenido lugar el penúltimo día de una extenuante visita de casi una semana en la que el líder bolivariano ha recorrido diversas ciudades de la República Popular en busca de apoyo para la tocada economía del país latinoamericano. Tras el cara a cara en el Gran Salón del Pueblo, edificio reservado para los grandes acontecimientos, los mandatarios han anunciado en una declaración conjunta que “elevarán” el nivel de su “asociación estratégica”, según un comunicado difundido por Pekín.

Xi ha recibido al venezolano con una ceremonia en un lateral de la plaza de Tiananmén y lo ha acompañado a lo largo de una alfombra roja flanqueada por militares. Después de cinco años sin visitar al gigante asiático, Maduro buscaba reforzar unos lazos que se fueron deshilachando en los últimos años de pandemia y volver a sincronizar las agujas del reloj geopolítico tras el despertar en un mundo revuelto.

Durante el encuentro, Xi ha subrayado el apoyo mutuo de ambos países “en la cambiante situación internacional”, ha celebrado una “amistad inquebrantable” y ha dado su “firme apoyo” a “la justa causa de oposición a la injerencia externa” de Venezuela. Maduro ha replicado que los lazos entre ambos Estados pueden considerarse un “modelo para las relaciones entre los países del sur global” y ha alabado la transformación de China “en una superpotencia comprometida con la paz y el bienestar y la cooperación de toda la humanidad”.

Gran sostén financiero de Caracas

Pekín es desde hace años el gran sostén financiero de Venezuela, cuya economía sufre una profunda crisis, de la que Caracas culpa a las sanciones internacionales de Estados Unidos y la Unión Europea. Las penas han conseguido que Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo, pase penurias para vender sus recursos y acceder al crédito internacional.

A su vez, Pekín tiene un enorme interés en los hidrocarburos venezolanos; por su apetito voraz de recursos energéticos de la superpotencia, y también porque Venezuela paga desde hace años con barriles de crudo sus deudas con el gigante asiático.

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Venezuela es el país latinoamericano que más préstamos estatales ha recibido de China: unos 60.000 millones de dólares (unos 56.000 millones de euros), según la base de datos financieros del centro de análisis Diálogo Interamericano. ”Pero los préstamos de China a Venezuela se han agotado en los últimos años”, asegura Margaret Myers, directora del programa de Asia y Latinoamérica del citado centro. “En su lugar, China se ha centrado en cobrar su deuda, con pagos realizados a través de envíos de petróleo”. Gran parte de esos flujos, según diversos analistas, llegan a China después de pasar por Malasia, para evadir las sanciones.

A Venezuela, añade Myers, aún le quedan en torno a 10.000 millones de dólares (unos 9.310 millones de euros) para saldar su deuda con su prestamista asiático. Por lo que considera “poco probable” que China conceda más préstamos a Venezuela durante la visita, “dado los problemas” que ya tiene para devolver la deuda existente. Esta analista cree que Pekín sigue “manteniendo fuertes lazos diplomáticos” con Caracas. Y Venezuela, añade, “sigue formando parte de los cálculos de seguridad energética más amplios de China”. Pero las relaciones entre ambas naciones se han convertido en un “cuento con moraleja” para muchos en la República Popular, “incluidas las principales instituciones financieras”, señala. “La confianza en la capacidad de Maduro para gestionar la economía de su país o para cooperar en proyectos de interés mutuo sigue siendo muy escasa”, concluye.

Durante su larga visita, el presidente venezolano ha tenido incluso tiempo de emitir el martes en directo una edición de su programa televisivo Con Maduro +, de corte propagandístico. El episodio estuvo plagado de referencias a la “histórica” visita que tenía previsto concluir en Pekín, hacia donde se dirigiría en tren bala tras cortar la señal. Iba, según dijo, “al encuentro con el futuro, al encuentro con nuestro hermano presidente, Xi Jinping, a llegar a grandes acuerdos que eleven aún más una relación histórica refundada por nuestro comandante, Hugo Chávez”.

El acercamiento a China llega en un momento en el que las conversaciones entre Caracas y Washington sobre un posible relajamiento de las sanciones —llevadas a cabo en los últimos meses de forma pública y en secreto— no terminan de fraguar.

Desde que aterrizó en China el pasado viernes, Maduro ha pasado por la ciudad de Shenzhen, el vector tecnológico del país, y Shanghái, la capital financiera; también ha visitado la provincia de Shandong, uno de los principales polos industriales de China, y destino de gran parte del crudo venezolano, según la consultora energética Vortexa. En cada una de estas regiones, el líder venezolano ha tratado de impulsar acuerdos de cooperación en distintos campos. En Shandong, por ejemplo, anunció su intención de hermanar esta región de más de 100 millones de habitantes (más de tres veces Venezuela), con los Estados petrolíferos orientales venezolanos de Anzoátegui y Monagas, y así explotar las “potencialidades petroleras, gasíferas industriales, agrícolas”.

En la megaurbe de Shanghái acudió a la sede del Nuevo Banco de Desarrollo, la institución financiera de los BRICS, a cuya dirigente, la expresidenta brasileña Dilma Rousseff, le confesó que tenían en Venezuela a “un socio, un aliado, un amigo”. Maduro ha expresado su intención de convertirse en un nuevo miembro de este foro internacional de países en desarrollo, que acaba de abrirse a la entrada de seis nuevos socios, tras la cumbre celebrada a finales de agosto en Johanesburgo. Los BRICS son “el gran motor para la aceleración del proceso del nacimiento de un mundo nuevo […] donde el sur global tenga la voz primordial”, dijo Maduro en una entrevista con la agencia oficial Xinhua publicada el pasado sábado.

El catedrático chino Jiang Shixue, profesor distinguido del Instituto de Investigación Social y Cultural de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Macao, resta importancia a la lectura en clave de adhesiones o bloques. “La visita del presidente Maduro es un intercambio común de alto nivel entre dos países, y no tiene por qué estar vinculada a consideraciones geopolíticas”, opina. Y explica que cualquier hipotética nueva adhesión a los BRICS o a su banco ha de ser aprobada por sus actuales miembros.

Para Jiang, el periplo chino de Maduro ha tenido como objetivo desarrollar y fortalecer las relaciones en diversas áreas. ”Por supuesto, debido a los desafíos económicos causados por las sanciones de Estados Unidos, la situación económica de Venezuela es bastante difícil”, añade. “Creo que el presidente Maduro ciertamente esperaría recibir ayuda económica de China durante su visita”.

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