Savinho, el fenómeno del Girona que dio el salto de la granja al cielo | Fútbol | Deportes

De la granja de vacas de su familia, al equipo que lidera la tabla de la liga española. De ordeñar leche y organizar espectáculos de rodeos, a convertirse en el jugador revelación. Sávio Moreira de Oliveira (São Mateus, Brasil; 19 años), conocido como Savinho, es una de las grandes claves del éxito del Girona que esta tarde mide fuerzas con el Real Madrid en Montilivi (18.30, Dazn LaLiga).

Savinho es un extremo de regate y talento. De cambio de ritmo y de capacidad de decisión a su corta edad. Un chico de ADN brasileño dentro del campo, pero tranquilo fuera. Quizás un poco tímido, pero centrado en su familia, en su esposa y en su carrera deportiva. Un fuerte epicentro para un futbolista que salió de la cantera del Atlético Mineiro, una de las grandes factorías de talento brasileñas, y que aterrizó prematuramente en Europa en el Troyes francés. De allí fue cedido al gigante PSV Eindhoven neerlandés. Todo, sin embargo, sin suerte. Al menos sin tanta como en el Girona, donde se ha revelado como un jugador imprescindible dentro del esquema de Míchel, tanto que ha llegado a ser comparado con Vinicius: “Sé que son palabras mayores, pero yo desde la irrupción de Vinicius creo que no he visto un talento en el uno contra uno tan desequilibrante como él”, aseguró recientemente su entrenador.

A pesar de tan solo tener 19 años su historia es larga. De niño trabajaba en una granja de vacas y formaba parte de una familia con grandes dificultades económicas. Vivía con su madre y sus abuelos y siempre soñó con cambiar las condiciones de su gente más cercana, decidido a modificar su historia. Y el giro llegó cuando el Atlético Mineiro recorrió los más de 600 kilómetros que separan donde reside el club, en Belo Horizonte, hasta la casa del joven Savinho para ficharlo. Tan solo tenía 12 años. Militó en la cantera del club brasileño mientras se hospedaba en una pensión, ya que en Brasil no estaba permitido alojar deportistas menores de 14 años.

En junio de 2022, su vida volvió a dar un vuelco. Fue vendido al Troyes de Francia —controlado por Football Group— por 6,5 millones de euros. Pero jamás lució la camiseta gala. Sin minutos en el equipo que militaba en la Ligue 1 francesa, decidieron que se marchara cedido al PSV Eindhoven, uno de los grandes clubes de los Países Bajos. Solo tenía 17 años y ya había encontrado un hueco en el fútbol europeo.

Pero en el PSV tuvo menos minutos de los esperados. La competencia era fuerte. Y él aún estaba en desarrollo. No cuajó y tampoco se sentía cómodo. Una lesión de entrada le lastró el resto de la temporada y solo pudo disputar seis partidos con el primer equipo, siempre partiendo desde el banquillo. Hasta que se vio relegado al filial, donde su suerte no fue mayor: tan solo nueve encuentros para la joya brasileña, que esperaba su momento.

Le faltaba madurez a Savinho. Su viaje a Holanda le sirvió para dar un salto más y entender el fútbol europeo. A sus 19 años tenía que acabar de pulirse. Pero su brillo alumbró la camiseta rojiblanca del Girona cuando apostaron por él. El equipo catalán había observado sus actuaciones en el Mundial sub-20 con Brasil y vio el potencial que ni el equipo francés ni el holandés habían sabido aprovechar. El Troyes descendió a la Ligue 2 y una cesión se intuía jugosa para el Girona.

Y Savinho aterrizó en 2023 en Girona y cayó de pie. Encajó y se adaptó a la perfección en las filas de Míchel, donde ha ocupado la banda izquierda a pesar de preferir la derecha. De rendimiento explosivo y difícil de frenar, enseguida se metió en el bolsillo a los fieles de Montilivi. Siete partidos como titular, dos goles y cuatro asistencias, y un Girona que acabó la última jornada como líder de la liga española. No se habla ya de la ausencia de Riquelme, que regresó al Atlético. Tampoco de la del goleador Taty Castellanos, Oriol Romeu o Santi Bueno. El foco está en Savinho.

Nadie contaba con el Girona peleando con los grandes. Tampoco que Savinho fuese la revelación de la temporada. Un jugador que llegó desde lo más bajo y que aspira a lo más alto. “Yo siempre juego con alegría”, aseguraba Savinho en una entrevista. No sabe qué le deparará el futuro, pero su primer entrenador, Joao Paulo Alves, cree que llegará al Manchester City. Aún queda una treintena de jornadas por delante con la camiseta del Girona. Mientras, él es feliz jugando.

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