Egipto presiona para abrir un corredor humanitario a Gaza y evitar que le salpique la crisis | Internacional

El rápido deterioro de la situación humanitaria en Gaza, que desde el lunes permanece bajo bloqueo total y ataques aéreos continuos del ejército israelí, está generando creciente preocupación en Egipto. El país árabe es el único, además de Israel, que comparte frontera con la Franja, y teme que se produzca un gran desplazamiento de personas hacia su territorio si la situación sigue agravándose o si se lanza una invasión terrestre israelí. En este contexto, se han multiplicado en los últimos días las llamadas a abrir un corredor para enviar ayuda humanitaria a Gaza a través del paso fronterizo de Rafah, el único que conecta la franja con Egipto.

El Cairo, que respalda este plan, anunció el jueves que ha habilitado el aeropuerto de Al Arish, a 50 kilómetros de Rafah, para recibir asistencia humanitaria internacional destinada a Gaza. Poco después, el Ministerio de Exteriores de Jordania anunció el primer envío de ayuda humanitaria y médica al aeropuerto egipcio. Para que los cargamentos lleguen a Gaza, sin embargo, será necesario primero al menos un alto el fuego geográficamente limitado en la franja, algo que Egipto está discutiendo con Estados Unidos, Qatar y Turquía, según han asegurado fuentes de seguridad egipcias a Reuters.

Después de seis días de bombardeos y cuatro de asedio por parte de Israel, en respuesta a la incursión del brazo armado del grupo palestino Hamás en territorio israelí el sábado, han sido arrasados barrios enteros e infraestructuras fundamentales de Gaza, donde viven bloqueados desde 2007 más de dos millones de personas. Además, la comida y el agua se están agotando rápido, y su única central eléctrica dejó de funcionar el miércoles por falta de combustible. La Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) estima que ya hay al menos 340.000 desplazados, y los pocos refugios de la Franja están abarrotados.

El paso de Rafah permanece cerrado de forma indefinida para la circulación de personas y mercancías desde el martes, según han informado medios y organizaciones locales y la oficina de la ONU para la coordinación de asuntos humanitarios (OCHA). El paso se cerró después de que el lado palestino del cruce fuera bombardeado por el ejército israelí tres veces en menos de 24 horas y de que Israel no haya dado garantías de seguridad a convoyes de ayuda humanitaria. Egipto asegura, sin embargo, que el paso de Rafah no se ha cerrado en ningún momento, pero admite que la destrucción de instalaciones en el lado palestino ha impedido que opere con normalidad. El lunes, el paso permaneció abierto a la circulación de personas y 800 lograron salir de Gaza y otras 500 pudieron entrar a la Franja, según la OCHA.

En paralelo a las negociaciones sobre un corredor humanitario, Washington ha asegurado que está debatiendo con Israel y Egipto la apertura de un paso seguro para que los civiles de Gaza puedan salir, presumiblemente hacia Egipto. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reconoció el miércoles, no obstante, que se trata de un asunto “comprensiblemente complicado”, un día después de que el asesor de seguridad nacional del país, Jake Sullivan, avanzara que es un plan en el que aún están “trabajando”. El mismo martes, un teniente coronel israelí aconsejó a los civiles de Gaza salir de la Franja a través de Rafah, aunque el ejército retiró poco después la recomendación.

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Egipto, por su parte, se ha mostrado públicamente en contra de abrir pasos seguros hacia el Sinaí. En declaraciones recogidas por medios locales, el presidente del país, Abdelfatá Al Sisi, ha asegurado que El Cairo no permitirá que la cuestión palestina se resuelva a costa de otros, que no va a desatender bajo ninguna circunstancia la seguridad nacional, y que no se desviará de su posición sobre el establecimiento de un Estado palestino. Al poco de difundirse su mensaje, la embajadora israelí en Egipto, Amira Oron, afirmó que su país “no tiene intenciones en el Sinaí” ni “ha pedido a los palestinos que se trasladen allí”. El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, recalcó el miércoles que la atención debe centrarse en “proteger a los civiles” y que no quieren ver “un éxodo masivo de gazatíes”.

El Cairo se ha mantenido tradicionalmente en contra de recibir a refugiados palestinos de Gaza para no socavar sus opciones de establecer un Estado y porque señala que Israel, como poder ocupante, es responsable de las necesidades básicas de la población gazatí. “Llevar a la población de Gaza al Sinaí ha sido históricamente una línea roja de El Cairo”, anota Mohannad Sabry, experto en seguridad de la península del Sinaí. “Permitir el desplazamiento de los gazatíes hacia Egipto no solo supone [un golpe a] la causa palestina con un mayor desplazamiento de población”, agrega, “sino que también supondría cumplir en parte un objetivo estratégico del ejército israelí, que ve en la población de la Franja una barrera en su lucha contra los grupos armados de Hamás y otras facciones palestinas”.

Nido de inseguridad

Además, aunque el ejército egipcio ha cimentado en gran medida su control en los últimos tres años, el históricamente marginalizado norte del Sinaí ha sido desde 2011 un nido de inseguridad y zona de guerra entre el Estado y la rama local del Estado Islámico. También la relación entre El Cairo y Hamás se ve complicada por la proximidad de la milicia palestina a la organización de los Hermanos Musulmanes, prohibida en Egipto.

A todo ello se le suma que actualmente Egipto atraviesa una grave crisis económica, ha acogido desde abril a más de 300.000 refugiados de Sudán, y se encuentra a dos meses de celebrar elecciones presidenciales para revalidar a Al Sisi en medio de una creciente fatiga social. El ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, advirtió el miércoles durante una visita de su homólogo italiano, Antonio Tajani, de que la inestabilidad y la expansión del conflicto en Gaza amenazan con provocar más refugiados, también hacia Europa.

Un hombre conduce este jueves entre los escombros causados por un bombardeo israelí en Rafah, en la franja de Gaza.SAID KHATIB (AFP)

A pesar de oponerse a la idea, la gobernación del Sinaí del Norte reunió el domingo a su gabinete de crisis para abordar la situación en Gaza, e instruyó sobre todo a las direcciones de sanidad, abastecimiento, educación y vivienda a prepararse para afrontar una eventual crisis, hacer un inventario de sus capacidades e identificar puntos de refugio. También se suspendieron vacaciones y descansos de los trabajadores del sector médico de la región.

En caso de que finalmente haya palestinos que crucen a Egipto, el plan de las autoridades es acogerlos en las dos primeras ciudades que hay después de Gaza, Rafah y Sheij Zuwayed, a un máximo de 14 kilómetros desde la Franja y sin llegar hasta la capital provincial de Al Arish, según han afirmado fuentes oficiales al medio egipcio Mada Masr. Por ahora, no obstante, Egipto no se ha empezado a movilizar. “No hay nada sobre el terreno que indique que hay preparativos serios para la llegada de refugiados de Gaza, y esta es también la posición pública del Gobierno egipcio”, asegura Ahmed Salem, director de la Fundación Sinaí para los Derechos Humanos. Salem señala, en cambio, que sí han detectado refuerzos militares cerca de la frontera: “Desde el comienzo de la guerra, el ejército egipcio ha establecido seis nuevos puntos de control en Rafah y Sheij Zuwayed, y envía efectivos a inspeccionar a diario los alrededores de la frontera”.

A principios de 2008, tras los seis primeros meses de asfixiante asedio sobre Gaza, fuerzas de Hamás derribaron un muro levantado por Israel en la frontera con Egipto y cientos de miles de personas entraron en el Sinaí, sobre todo para comprar todo tipo de productos básicos. En aquella ocasión, el cordón de seguridad egipcio se levantó frente al canal de Suez, que separa el Sinaí del resto de Egipto, y el episodio duró unos 10 días.

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