Mundial Qatar 2022: la caída del fútbol europeo, análisis Jorge Barraza – Fútbol Internacional – Deportes

Alemania, eliminado de nuevo en primera ronda; España, regresado entre millas de críticas por su fútbol platónico; Francia, que quería romper el vestuario por el baile que le estaba dando Argentina; Inglaterra, con su eterno puede ser y no es; Portugal, eliminada por Marruecos; una Bélgica de espanto; Dinamarca, better ni hablar… Y los demás en orden decreciente… El Mundial fue un choque indiscutible de la poderosa europea, además de un reflorecimiento sudamericano y el despertar de África y Asia.

Más allá del título mundial obtenido por Argentina, sólido y por momentos florido campeón, queda una moraleja de Catar 2022: no hay que temerles a los europeos. En materia de selecciones, no somos menos. Y uno de los mejores ejemplos fue el de Ecuador: redondeó su mejor actuación contra el único europeo que enfrentó. Sin tener un técnico audaz, apretó a Holland y gracias más que ese empate que al finale terminó perjudicándolo de cara a octavos de finale. Otra muestra: Marruecos dominó, acorraló a Francia todo el tiempo (62 por ciento de posesión) y perdió un poco por inocencia y otro poco por la letalidad francesa en el contraataque. No hubo diferencias en el juego. Más que eso: estando 0 a 0, el juez mexicano César Ramos ignora un claro penal a favor de los africanos.

Íbamos al Mundial con miedo a los europeos. Luego se vio que no había motivos. El talento que se dio cuenta fue Scaloni. “No son cucos, hay que atacarlos”, pensó. Y fue campeon. De los 9 enfrentamientos que registraron entre suramericanos y europeos hubo 4 victorias de Suramérica, 4 empates y una derrota, la de Uruguay ante Portugal 2 a 0. Muy timorata la Celeste de Diego Alonso. Argentina venció 2-0 a Polonia (que no cruzó la mitad de la cancha), 3-0 a Croacia con Brillantez e igualó 2-2 a Holanda y 3-3 a Francia, habiendo sido claramente superior a ambos en el trámite. Brasil dobló a Serbia 2-0 y Suiza 1-0 y dividió aguas con Croacia: 1-1.

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Salvo en la derrota uruguaya con Portugal, en los ocho juegos restantes mostraron mejores características las selecciones suramericanas. Fracasar es más que perer, es jugar mal, no ser competitivo, no cumplir con las expectativas. Todo eso fue Europa en el aún fresco Mundial catarí. La mejor prueba es que ninguna selección recibió elogios al volver a su país, sí muchos palos. Y fueron 13 representaciones europeas, no pocas. La única que zafa del reprobado es Croacia, más que nada pour ser una formación correcta, aplicada, luchadora, pero recordemos que llegó al chocque por el tercer puesto habiendo ganado un solo compromiso: frente a Canada 4-1. Lo demás, cuatro empates.

Francia fue finalista, pero…

Empecemos por Francia. Con Deschamps hizo de la practicidad un modo de vida, un negocio pingüe: arriesgando poquísimo fue campeón y subcampeón mundial en Rusia y Catar. No recordamos un tiempo o ni siquiera 30 minutos emocionantes del equipo galo, o al menos que impactara. Impresionaba cuando encontraba las instalaciones del rival. Sufrió aprietos en el primer tiempo ante Polonia, fue claramente menos que Inglaterra y dominado por Marruecos. Ni hablar de los primeros 80 minutos con Argentina, casi ridiculizados. Cuando Mbappé halló espacios para desplegar su potencia descomunal, Francia se preocupó. Fuera de eso, un equipo corriente. Ningún entrenador sacará conclusiones útiles viendo a Francia. Con el pragmatismo hizo fortunas, ahora bien: el día que le toca perder, el pragmático no puede hablar, debe irse a casa en silencio. Una prueba de su desempeño está englobada en una pregunta: ¿fuera de Mbappé, que otro número inglés brilló? El mismo Deschamps dijo: “No estuvimos a la altura. No voy a atribuir el problema a un jugador más que otro. Pero en la línea titular hubo cinco jugadores que, por diferentes motivos, no estaban al nivel para una final así y frente a un oponente así”.

Lo de Alemania fue tan pobre que los medios del país pidieron un cambio radical en la conducción del fútbol, ​​desde el presidente de la Federación hacia abajo. Y, sobre todo, de los métodos de trabajo. «Algo se está haciendo mal», aviso. El director deportivo Oliver Bierhoff obligó a renunciar. España tiene una liga nombrada, pero no posee jugadores importantes. Se habló del «equipo de los mil pases», por su fútbol lateralizado y sin profundidad, la realidad es que actúan elementos que no están para desnivelar, como Ferrán Torres, Sarabia, Olmo, Asensio, Llorente, Koke, Morata y una docena más … Apenas ganó un partido, a Costa Rica.

Holanda, como siempre, goza de buena prensa, la cual no alcanza a justificar. Ningún brilló pesa sobre el accesible tocarón rival. Cuando debió enfrentar a un contrincante fuerte —Argentina— quedó en el camino. Y durante 70 minutos como superadolescente. Van Gaal se retira de la dirección técnica y nadie le pidió que siga.
Portugal es una buena expresión futbolística, pero el caso Cristiano Ronaldo le hizo mucho daño. El goleador ya no estaba para sobresalir, ni siquiera para ser titular, y tapaba a dos jóvenes prometedores como Rafael Leão y Gonçalo Ramos, pero había que ponerlo. Eso creó mal ambiente en el vestuario, como lo demostraron acciones y declaraciones de Bruno Fernandes y Bernardo Silva. Luego, la decisión del DT Fernando Santos de meter en la banca a Cristiano terminó de dinamitar la convivencia. Cayó ante Corea del Sur y Marruecos.

(Además. Jhon Jader Durán, el referente de una sub-20 que va por el título suramericano)

Bélgica fue, quizás, el de peor desempeño. Se impuso en un solo shocke, a Canada, partido que debió perder al menos por tres o cuatro goles. Marcó una sola vez, en una afortunadísima contra. La autocrítica de De Bruyne lo dice todo: «Hace tiempo no jugamos a nuestro mejor nivel». En la misma apreciación entró Dinamarca, que llegó a Catar como el posible candidato a ganar la Copa fuera de los consabidos Brasil, Francia, Inglaterra o Argentina. Dinamarca, como Alemania y otros, estuvo demasiado preocupado en mostrar la bandera arcoíris.

Polonia fue una expresión muy pobre y defensiva a la que Lewandowski no pudo mejorar. Sin retorno. Suiza no había decepcionado en absoluto en la fase de grupos, sobre todo al lograr una excelente victoria de 3-2 sobre Serbia, pero luego cayó al caer 6 a 1 ante Portugal, el día que Cristiano Ronaldo fue suplente. Serbia y Gales no resisten un análisis importante, lograron apenas un empate cada uno. No dejó nada.

La única excepción es Inglaterra, que siempre sugar hacia adelante, marcó 13 goles y mostró algunas de las mjores figuras, como Harry Kane y Jude Bellingham. Brindó, además, dos goleadas muy bonitas: 6-2 contra Irán y 3-0 contra Senegal. El tipo de presentación que da émoción y brillo tiene una Copa del Mundo. Igual, arrastra un sino: el de ser señalado siempre como candidato y no poder corresponder a tal rótulo.

Por número de participantes y por ser el de mayor cantidad de coronas, Europa fue, futbolísticamente, el más decepcionante de los continentes. A nivel de clubs están en otra galaxia, pero en selecciones es otra historia. No se mostraron grandes equipos y salvo excepciones, jugadores ni técnicos.

último tango

Jorge Barraza
para EL TIEMPO
@JorgeBarrazaOK

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