Los ganaderos del sector lácteo renuevan a la baja sus contratos con la industria | Economía
Miles de ganaderos, una mayoría de los 10.000 que sobreviven actualmente activos en el lácteo, negocian con la industria la renovación de contratos para los próximos meses. Estas negociaciones se desarrollan en una situación de reducción de la producción por el incremento de costes, pero, sobre todo, en un momento con elevadas importaciones de unas 360.000 toneladas de quesos blandos, equivalentes a unos 2,4 millones de toneladas de leche. A esa cifra se suman otras 100.000 toneladas de leche líquida y otras entradas de productos elaborados comercializados directa y fundamentalmente por la distribución, además de lactosueros. Todo ello elaborado con leche barata excedentaria, lo que se traduce en ofertas de precios a la baja en el campo, mientras no baja en la distribución.
En este contexto, frente a unos precios medios que en el ejercicio anterior llegaron a 0,60 euros el litro, las negociaciones se sitúan en una media de entre 0,51-0,53 euros —hasta un 15% menos— y por debajo de 0,50 en Galicia, lo que supone una estabilidad sobre las cotizaciones actuales y en muchos casos, una propuesta de bajada de entre uno y dos céntimos a los ganaderos. Desde la producción, por el contrario, se estima que ha existido un aumento de los costes medios hasta los 0,55 euros, aunque hay explotaciones rentables con precios inferiores y se aboga por el control de las negociaciones desde la Ley de la cadena.
Frente a estas cotizaciones en España, en el conjunto de la UE se ha registrado un incremento de la oferta hasta agosto del 0,6% y los precios se han mantenido en una media de 0,43 euros, si bien se espera se recuperen hasta finales de año.
Desde Agaprol, la primera organización de productores de España, se aboga por una política de responsabilidad por parte de las industrias para lograr una estabilidad en el sector y parar el desangre de censos de vacas y de ganaderos de los últimos años. La organización señala la necesidad de apostar por el futuro de la ganadería de vacuno de leche para que no se resienta la oferta, además en este momento cuando sobre la misma podría tener un efecto claramente negativo en la producción la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica. Rosario Arredondo, ganadera cántabra y responsable del sector en Coag, considera indispensable elevar los precios ante el fuerte aumento de los precios de los medios de producción y especialmente de la alfalfa a la soja y la paja, además de otros costes añadidos por la política medioambiental y del bienestar animal.
Las industrias apuntan su dificultad para competir en los mercados exteriores ante los precios más a la baja de la leche en el conjunto de la Unión Europea por sus excedentes. Igualmente, señalan sus dificultades para trasladar los incrementos de los precios en el campo y los mayores costes de transformación a los precios de cesión a los grandes grupos de la distribución. Desde UPA, Román Santalla, ganadero y responsable del sector, les recuerda a los industriales que no decían lo mismo cuando los precios estaban más bajos en España que en otros países comunitarios. Santalla señala que la distribución asume repercutir una subida de los precios en origen en el posterior precio de venta.
Los efectos de este comportamiento irregular de los precios en origen, más periodos de bajadas que de subidas, se ha traducido en los últimos años y se mantiene en la actualidad, en un adelgazamiento del sector desde la producción a la industria. Todo ello tiene un impacto en el territorio rural con un envejecimiento de los ganaderos activos; en el aumento de cierres de explotaciones con menos de 100.000 kilos de producción por la no existencia de un relevo generacional y por falta de rentabilidad y de servicios en el medio; y propicia el avance de los grandes grupos.
Datos manejados por la Administración señalan que en un plazo de 10 años se habrán jubilado el 50% de los ganaderos actuales, dado que hoy solo el 0,7% tiene menos de 25 años; un 5% entre los 25 y los 34 años; un 16% entre los 35 y los 44 años; un 29% entre los 45 y los 54 años; el 37% entre los 55 y los 64 años; y un 12% más de 65 años.
En los últimos cinco años el sector ha pasado de unas 14.000 explotaciones a menos de 10.000, y el número de animales de 800.00 a 780.000. La producción, a pesar de mejorar los rendimientos por animal, pasó de 7,5 a 7,3 millones de toneladas para un consumo estabilizado de unos 10 millones de toneladas.
Por todo ello, en el sector se concluye que, por falta de rentabilidad y su fuerte dependencia, ya no queda gente ni para cerrar granjas. Igual que en el propio medio rural, que queda abandonado sin nadie para cerrar la puerta.
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