La resiliencia de comunidades indígenas frente al cambio climático

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En las zonas áridas de Argentina, las comunidades indígenas están afrontando una crisis silenciosa pero profundamente perjudicial: la falta de agua potable. El cambio climático ha agravado las sequías y las temperaturas extremas, complicando el acceso a este recurso fundamental y haciendo de su obtención un desafío cotidiano. En Santa Victoria Este, situada en la provincia de Salta, cientos de familias dependen de medidas improvisadas o de la ayuda de proyectos internacionales para subsistir. Esta realidad no solo refleja la vulnerabilidad ante el clima, sino también la histórica desigualdad que estas comunidades han padecido a lo largo de décadas.

Influencia del {{KEYWORD}} cambio climático en las comunidades indígenas

El cambio climático ha intensificado la escasez de agua en todo el mundo, teniendo un efecto especialmente adverso en las comunidades indígenas ubicadas en regiones áridas. En Santa Victoria Este, miles de personas se enfrentan a una aguda vulnerabilidad hídrica. El acceso restringido al agua potable, junto a las condiciones climáticas extremas, amenaza la supervivencia de estas poblaciones. Las temperaturas durante la estación seca suelen superar los 50°C, agotando las escasas fuentes naturales de agua y complicando su obtención aún más. Además, el agua subterránea presente en la zona tiene altos niveles de sal, haciéndola inadecuada para el consumo humano.

El cambio climático ha exacerbado la escasez de agua a nivel mundial, afectando de manera particular a las comunidades indígenas en regiones áridas. En Santa Victoria Este, miles de personas enfrentan una grave vulnerabilidad hídrica. El acceso limitado al agua potable, sumado a las condiciones climáticas extremas, pone en riesgo la supervivencia de estas comunidades. Las temperaturas durante la temporada seca superan regularmente los 50°C, secando las pocas fuentes naturales de agua y complicando aún más su obtención. Además, el agua subterránea disponible en la región contiene altos niveles de sal, lo que la hace inapropiada para el consumo humano.

Reclamos históricos y respuestas institucionales

Proyectos para aliviar la crisis hídrica

Iniciativas para mitigar la crisis hídrica

Involucración comunitaria y empoderamiento

Participación comunitaria y empoderamiento

Un aspecto clave del proyecto ha sido la participación activa de las comunidades indígenas. Las familias han decidido la ubicación de las cisternas, asegurando que estas se adapten a sus necesidades específicas. Además, se ha capacitado a hombres y mujeres en el uso y mantenimiento de las cisternas, fomentando la equidad de género y el empoderamiento comunitario. La presidenta de la Cooperativa Indígena Chowhay, Tatiana Pereira, destacó que el proyecto no solo ha mejorado el acceso al agua, sino que también ha generado empleo y empoderado a las mujeres. En una región donde las oportunidades de trabajo formal son limitadas, esta iniciativa ha brindado un sustento vital para muchas familias.

Más allá del agua: nuevos horizontes

El impacto del proyecto trasciende el acceso al agua potable. Algunas familias han comenzado a cultivar huertas, utilizando el agua de las cisternas para regar cultivos como tomate y pimiento. Esto no solo mejora la seguridad alimentaria, sino que también refuerza la autonomía económica de las comunidades. Además, el proyecto ha fomentado el desarrollo de habilidades técnicas, como la construcción y el mantenimiento de infraestructuras hídricas, fortaleciendo la resiliencia comunitaria frente a futuros desafíos.

Desafíos y perspectivas futuras

Si bien el proyecto de UNOPS ha tenido un impacto positivo, es crucial que estas soluciones se amplíen y se integren en una estrategia nacional que aborde de manera integral la crisis climática y la desigualdad. El agua no debe ser un privilegio, sino un recurso accesible para todos, especialmente para aquellos que han sido históricamente marginados. La colaboración entre comunidades, gobiernos y organizaciones internacionales es esencial para construir un futuro más equitativo y sostenible en el que el agua sea un bien común garantizado.