El cacio e pepe, uno de los platos más emblemáticos de la cocina romana, ha sido objeto de controversia luego de que el sitio web británico Good Food publicara una receta que alteraba los ingredientes y las tradiciones culinarias de este venerado plato. La receta, que se presentó como una versión rápida y fácil de preparar, provocó una oleada de indignación en Italia, donde la receta original tiene un significado cultural profundo y un lugar destacado en la gastronomía nacional.
En el 60º aniversario de la creación de esta receta, la furia se desató cuando Good Food, un portal de cocina muy popular en el Reino Unido, publicó una versión que no solo cambiaba los ingredientes esenciales, sino que además la simplificaba a un punto que muchos italianos consideraron ofensivo. En lugar de los tres ingredientes clásicos —espaguetis, pimienta negra y queso pecorino— la receta sugería una combinación de espaguetis, pimienta negra, parmesano, mantequilla y, como opción adicional, crema doble, lo que fue interpretado como una flagrante falta de respeto a la tradición culinaria italiana.
El descontento en Italia y la protección de las prácticas tradicionales
El cacio e pepe es un plato originario de Roma y se caracteriza por su sencillez. Sin embargo, esa sencillez es engañosa, ya que lograr el equilibrio perfecto entre los tres ingredientes no es tarea fácil. Por lo tanto, la descripción de Good Food que sugería prepararlo para “un almuerzo rápido” no solo fue vista como una trivialización de un plato tradicional, sino como una falta de comprensión de lo que representa este plato para los italianos. La receta alterada y la presentación del plato como una opción rápida para un almuerzo, en lugar de una muestra de la habilidad culinaria y la autenticidad romana, desató la furia de los italianos.
La organización Fiepet Confesercenti, que aglutina a los establecimientos gastronómicos en Italia, fue de las primeras en expresar su oposición a la publicación. El líder de la asociación, Claudio Pica, manifestó su asombro y desacuerdo ante la receta que, en su opinión, alteraba la esencia del platillo. En su comunicado, Pica enfatizó que el cacio e pepe «no incluye parmesano ni mantequilla» y consideró que la adición de crema era innecesaria e incorrecta. Además, recalcó que la receta auténtica se compone solo de tres ingredientes, y que la interpretación del sitio británico no solo era equivocada, sino una «alteración de la tradición».
La influencia de la receta y su divulgación en los medios
El debate sobre la receta de Good Food no pasó desapercibido en los medios italianos. La indignación fue tal que un periodista de la radio pública RAI comentó sobre la situación, resaltando lo absurdo que resultaba que un sitio británico tan prestigioso como Good Food, anteriormente asociado con la BBC, cometiera tal error. Las reacciones fueron amplificadas por las críticas a la sugerencia de añadir crema, lo que provocó una sensación generalizada de que no solo se había malinterpretado el plato, sino que se había faltado al respeto a una parte fundamental de la identidad gastronómica italiana.
El tema se convirtió en un debate nacional, con los italianos defendiendo la autenticidad de su cocina frente a la tendencia de los extranjeros a alterar sus recetas tradicionales. En este contexto, muchos italianos se sintieron tocados por la apropiación errónea de su cultura culinaria. La indignación no solo se limitó al ámbito culinario, sino que tocó fibras emocionales más profundas, dado que la cocina italiana está profundamente enraizada en la cultura del país y sus tradiciones.
La resistencia italiana a las modificaciones culinarias
La respuesta a la receta de Good Food destaca una creciente inclinación en Italia por resguardar sus comidas típicas. Los italianos han manifestado anteriormente su descontento con las modificaciones extranjeras de sus recetas tradicionales, como la pizza con piña, la carbonara con crema o el consumo de capuchino después de mediodía. Con todo, el cacio e pepe se considera uno de los platos más emblemáticos de la gastronomía romana, provocando una defensa más entusiasta de su preparación genuina.
Restauradores como Giorgio Eramo, dueño de un restaurante cercano a la Plaza de San Pedro en Roma, mostraron su desdén por la versión de Good Food, indicando que lo que habían publicado no tenía nada que ver con el cacio e pepe original. Según Eramo, la combinación de mantequilla y parmesano no solo alteraba el sabor y la textura del plato, sino que lo convertía en un platillo completamente distinto, denominado “pasta Alfredo”. La inclusión de crema también fue vista como una transgresión, que, según algunos chefs, podría desvirtuar el concepto de este plato clásico.
La conexión cultural y la percepción global
La polémica provocada por esta receta destaca un elemento esencial de la cocina italiana: su conexión estrecha con la identidad nacional. La culinaria no es solo cuestión de gusto, sino que también abarca historia, región y costumbre. Para numerosos italianos, modificar un plato clásico como el cacio e pepe es visto como una agresión a una de las pocas cosas que se mantienen exclusivamente italianas, en un mundo globalizado donde muchas tradiciones culinarias son modificadas o suavizadas por influencias extranjeras.
La indignación no se limita a una cuestión de gustos culinarios, sino que tiene una dimensión más amplia que toca las fibras de la identidad cultural. Por ello, las críticas a la receta de Good Food pueden ser vistas como un acto de defensa de la tradición, un recordatorio de que, aunque la globalización permita la fusión de sabores y recetas, el respeto por la autenticidad sigue siendo fundamental.
El desafío a la autenticidad culinaria
El alboroto generado por la receta de cacio e pepe publicada en Good Food ha destacado cómo la cocina funciona como un emblema cultural, especialmente en Italia. Aunque algunos cocineros pueden estar abiertos a probar alteraciones, la controversia surge cuando se presenta una versión modificada como si fuera la auténtica, sin valorar la esencia de un plato tradicional que ha resistido el paso del tiempo. Para los italianos, proteger sus recetas tradicionales va más allá de lo gastronómico; es un tema de identidad y reverencia hacia su vasta herencia culinaria.

