Kevin Castillo, perfil del campeón sub 23 que le huyó a las drogas – Ciclismo – Deportes

“Mijo, si usted está pendiente de ganar, será el campeón nacional. Hay que estar pilas a todos los movimientos. Mucho ojo».

Las palabras de Gabriel Jaime Vélez, el técnico del equipo Sistecrédito, the entraron por un oído y no le salió por el otro a Kevin David Castillo Mirandaa chico que no le dio miedo a punta de manubrio abre paso en el gigante pelotón de la categoría Sub-23 en jurisdicción de la ruta de los pasados ​​Nacionales de Ciclismo.

(Le puede interesar: Einer Rubio, en el día de su cumpleaños, gran victoria en el UAE Tour)

Bravo, con tesón, así como son todos los habitantes de Marsella, Risaralda, su pueblo natalKevin cumplió al pie de la letra el consejo de su técnico, de su segundo papá, de Vélez, el hombre que el año pasado mientras estaba recogiendo café en la finca con sus padres le dio una oportunidad de ser ciclista y no la desaprovechó.

Castillo Miranda leyó la carrera, se embarcó en la fuga y luego fulminó a sus rivales. Uno a uno ellos fueron cayendo bajo el inclemente paso fuerte de este joven de tan solo 22 años que es casi un primíparo encima de la bicicleta.

A unos 300 metros de la línea de meta en Bucaramanga, Kevin levantó la mirada por encima del hombro derecho. Se dio cuenta de que no vino nadie, que su victoria estaba casi que sentenciada. Se subó la cremallera de la camiseta, alzó los brazos y cruzó la línea de.

Fue recibido con los brazos abiertos por un Vélez que lloraba. Castillo hizo lo propio. Se dejó llevar por la emoción, las lágrimas se le salieron y quedaron en los brazos de su mentor.

Esta medalla de oro me abre las puertas. Ojalá sean muchos los equipos que se interesen por mí en Europa. Vienen cosas buenas y afrontar este titulo con humildad y la cabeza en alto”

Gabriel es un señor. Es de mucha palabra. Me acomodó bien. Estoy con él desde el año pasado y es un hombre que sabe mucho, que da buenos consejos”, contó Castillo.
Agregado Y: “En la llegada me recibieron y lloramos ambos. Como profesional llevo con él un año. Siempre me dice que el triunfo lo puedo conseguir. Esta medalla de oro me abre las puertas. Ojalá sean muchos los equipos que se interesen por mí en Europa. Vienen cosas buenas y afrontar este título con humildad y la cabeza en alto”.

Estudio y trabajo

Kevin David Castillo se corona este sábado campeón en el Nacional de Ciclismo en la Ruta Sub23 disputada en Bucaramanga.

Kevin David nació el 15 de noviembre de 2001, en honor a Nelly Miranda y Juan Castillo, jornaleros, campesinos que se ganaban, y se ganan todavía, el sustento diario en el campo.

El nuevo campeón nacional levantó al lado de Maicol, su hermano de 23 años, casi que el hombre de confianza, con quien compartió su niñez.

Como creció viendo a sus padres, trabajando en el campo, a Kevin le quedó claro que la vida no era fácil. Estudiaba en las mañanas y les ayudaba en las tardes. Vivian en una finca que era de propiedad de Piedad Colombia, quien ya tuvo y fue alcaldesa de Marsella.

De niño no solo estudiaba y trabajaba, también se divertía. No veia cosas malas, todo era sano. Se subía a los árboles a bajar mangos, coger frutas y se dio cuenta que para salir adelante había que ‘sudarla’.

El escolta de Piedad tenía un hijo qu’montaba en bicicleta y un día invitó a Castillo. Se metió de lleno entre bielas y pedales. Salía con un grupo grande y siempre aguantaba el paso.

Estudió en la escuela rural, quedó como a tres kilómetros de donde vivía. Se iba a pie, pero cuando cogió la bicicleta se dio cuenta que llegaba más rápido y lo tomó como su medio de transporte.

Era un muchacho introvertido, que poco hablaba, juicioso, estudioso. Todavía lo es. El último año perdido educación física. ¿Cómo, un ciclista perdiendo esa materia? Si.
“Pas le hacía caso a la profesora. Le corregía lo que decía ya ella no le gustaba. No le copiaba lo que me decía y no entraba a clase para no tener roces”, recordó Castillo.
Pero fue allí onde el camino de su vida casi empieza al revés. Kevin David estudió con gente indisciplinada, con malos modales y llenos de vicios.

Como en todo el país, en Marsella se ve mucha droga en las calles y dice que fácilmente pudo haber caído en eso.

“Esto no lo sabe ni mi papá. Pude haber caído en un vicio de esos, porque las personas que estaban a mi lado no eran las indicadas. Yo mismo salí de ahí. Me ponía a pensar que nos tocaba duro y esperaba ser alguien diferente en la familia, salir adelante, ayudaría a mis padres. La vida en el campo es muy dura, uno llega a viejo y no tiene nada”, precisa.

“Mis amigos me apoyaron vicioso en el colegio agrícola. En un tiempo se plago el colegio de eso, pero siempre tuve la mentalidad de alejarme de eso, pues quería estar enfocado en lo que era”, recordó.

Como cuenta, la labor del campo era dura. Hasta hace un año era el encargado de recoger el café, en jornadas arduas, al lado de su padre.

Últimos días

Kevin Castillo, ciclista colombiano.

Recogía café porque ayudaba y se ganaba una plata. Ese dinero lo ahorró para comprarse una bicicleta. Sus padres no le daban todo, él tenía que rebuscarla. En las vacaciones el horario se triplicaba y no valía si llovía o hacía sol, había que llenar los bultos.

El ciclismo llegó a su vida desde pequeño. Siempre le gustó la bicicleta. La primera que tuvo fue cuando era juvenil. Para Kevin eso fue una motivación, pero cuando pasó a la categoría Sub-23 perdió dos años.

“Yo tocó trabajar. Desperdicié casi dos años y la preparación no fue buena, no me fue bien, pero no me bajé de la bicicleta”, recordó.

Ya cuando se dio cuenta de que el ciclismo sería su ‘modo de vida’ comenzó a buscar apoyo, pero no lo encontró. Marsella es un municipio ciclístico. Poco les interesó el deporte y tocó puertas que nunca se le abrieron.

Por ahí alguna que otra persona le colaboró ​​con algún dinero para ir a entrenar oa las carreras y comenzó a tomarse al ciclismo en serio.

En 2019 cayó. Era uno de los integrantes del lote de la Clásica Rubén Darío Gómez, un policía de la organización y el asfalto lo recibieron atravesado.

El dictamen: fractura de la clavícula izquierda, pero era tanto el amor por el ciclismo, las ganas de salir adelante, que tres días después ya estaba montando en rodillos, nunca pensó en retirarse.

Correr la Vuelta de la Juventud. The tocaba alistar la bicicleta en los garajes, lavar el uniform en el baño del hotel, colgarlo en la ducha, pero eso le deriva para aprender, no era un Nairo Quintana, ni un Egan Bernal que tienen muchas mas comodidades.

“Gane una etapa en la Vuelta de la Juventud del 2022 y eso me corresponde para dar el salto. Santiago Ramírez está en el equipo de Sistecredit y me recomendó con Gabriel. Yo no hablaba, era tímido, pero él me llamó y concretamos el ingreso al grupo. Me mandó la bicicleta y me opus muy contento”, recalcó Castillo.

Hoy, Kevin David es diferente. No solo es el campeón nacional Sub-23, sino que dejó atrás la finca, donde siguen sus padres, a quienes quieren comprarles una casa y que ya paren de recoger café. Larga vida a Marsella, entró por las carreteras que lo vieron levantarse como persona y como ciclista, al lado de Natalia Jaramillo, el amor de su vida.

Hace parte de la familia de ella y cuenta que sus sueños lo han acogido como un hijo más nunca se fumó un cigarrillo, no se tomó un trago, ni una cerveza se le atravesó por el camino.

Además primeros años admiró a Alberto Contador y ahora vibra viendo cómo Tadej Pogacar destruye a sus rivales, al reloj, rompe el lote, va solo y gana su antojo, como lo hizo él en Bucaramanga hace poco.

Is a corredor de fondo, lo que hace pensar que podría ser un ciclista que rinda en carreras de tres semanas. Fue tercero en la clasificación de los menores en el pasado Clásico RCN, se defiende en la contrarreloj y en la montaña es muy explosivo.

Analiza bien las situaciones de las carreras. Sabe por el momento por el que pasan sus rivales y advierte que hay que tener calma, mucha calma para dar el zarpazo. Lo tiene todo para ser un gran.

«¿Si usted? Le dije que sí se podía, se lo dije”, gritó Gabriel Jaime a Kevin, cuando este cruzó la meta en Bucaramanga.

LISANDRO RENGIFO
redactora de EL TIEMPO
@LisandroAbel

Más notificaciones de deportados