Jordan Ospina, perfil, figura de Colombia, Juegos Parapanamericanos Juveniles – Ciclo Olímpico – Deportes

El final del año 2012 no fue bueno para la familia Ospina RodríguezFue debido al kilómetro cero para una serie de situaciones que hicieron cambiar el rumbo de sus integrantes y les obligó a tomar decisiones drásticas.

Juan Carlos Ospina Salamanca. se ganaba la vida con un puesto callejero en el que vendia jugos de naranja, tinto y aromaticas en el barrio Los Laches de Bogotá. (Sebastián Villa es condenado a dos años y un mes de prisión por violencia de género)

triste noticia

Por esa época ya se había separado de María Angélica Rodríguez, quien se fue a vivir bonito patio con sus hijos Johan Esneider, Jhon Alexander y Jordan Smith, figura de colombia en los Juegos Parapanamericanos Juveniles, que se inaugura es el sábado, en Bogotá.

A las 5 de la mañana del 8 de diciembre de ese año, los drones se acercaron a Juan Carlos, lo amenazaron con revolver, pero de un momento a otro sonó un paro y el vendedor cayó. La bala le atravesó el cráneo y murió.

María Angélica quedó sin su apoyo y le tocó devolve a Los Laches à wait el negocio que les daba el sustento. Un año y medio después del asesinato de Juan Carlos, ella y sus tres hijos se vieron obligados a regresar a Patio Bonito. Varios hombres la amenazaron, le decían que si no se iba, la iban a matar, por lo que ella tomó la determinación drástica de vender el negocio y comenzar de cero.

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Prensa Juegos Paralimpicos Juveniles

Jordán comenzó a estudiar en una de las sedes de Aulas Colombianas, una escuela que estaba ubicada en el barrio El Dorado, en el sur de Bogotá, en la tarde del día. Salía a las 5 pm y se iba a la otra sede del claustro a esperar a Johan Esnéider, pues solo tenían una tarjeta del SITP para pagar el transporte público.

Mientras tanto, Jordan jugaba cartas con sus compañeros, le gustaba la recocha, ir a los parques, pero del estudio poco. Una vez se montaban al bus el trayecto era como de hora y media para llegar a la casa, pero eso a él no le gustaba, pues muchas veces se vomitó. Era traumático para él ese ‘paseo’.

Duro dictamen

María Angélica recogió unos pesos en los turnos de noche de un lavadero de carros de la avenida Primero de Mayo, luego aseó oficinas, todo con el fin de darles de comer a sus hijos. Jordan volvió a cambiar de colegio, esta vez lo matricularon en el Manuel Zapata Olivella.

Tenía 9 años y le tocó irse a vivir a donde su abuela, María Estella Alvarado Vanegas. Una tarde se ganó un regaño de ella. Le dijo que no la mirara mal, que no le torciera los ojos, pero el niño le respondió que no había hecho esos movimientos.

“Mi mamá se puso a llorar. Le dije que era mentira, que iba a corregir mi visión, que se relajara y que yo no me iba a quedar ciego”.

La abuela, varias veces, se quejó con su hija, hasta que decidió cambiar al médico. Fueron tiene un centro de salud de Fontibón, se realizaron exámenes de los ojos, pero todo salió normal.

Jordan Smith, nacido el 27 de mayo de 2005 en Bogotá, llegó a sentir cambios. Tenía que acercarse al televisor y en el colegio pidió que lo ubicaran en los pupitres de la primera línea, pues no vio bien.

Su mamá decidió ir a la Clínica de Ojos y exponer su caso. Fue citado para otros exámenes y los resultados no fueron buenos. Los oftalmólogos confirmaron que estaba perdiendo la visión y que los 14 años se iba a quedar ciego.

“Mi mamá se puso a llorar.
Le dije que era mentira, que iba a corregir mi visión, que se relajara y que yo no me iba a quedar ciego”, contó Jordan.

Perdió segundo grado y le dijo a la mamá que no volvería al colegio y que lo quería era ayudarla a conseguir dinero, por lo que a fin de año se puso a vender velas para el 7 de diciembre y la bandera de Colombia.

María Angélica habló en el colegio donde estaba Jordan y entró a trabajar como aseadora. Él se dio cuenta cuando se la encontró, luego de que lo separaron en una pelea con otro compañero.

«Tuve un problema con un niño y lo golpeé. Me molestaba mucho, era irrespetuoso y le pegué. Le dañé un trabajo, se vino a pegarme y no me dejé. Mi mamá nuestro separó. Me decían el ‘gallito Ramírez’ por ese entonces. Un profesor se interpuso y creyó que mi mamá era una amiga de la familia, pero en ese instante se dio cuenta de que no era así”, relató el joven de 18 años.

La familia: María Estella (izq., arriba), Jordan Ospina, Joan, María Rodríguez, Jhon Alexánder y Paola Andrea Cardona.

el cambio

Eso es la característica para cambiar. No tenía lógico que fuera mal estudiante, problemático y que su mamá trabajara en el colegio. Se debe ser juicioso, a los libros les cogió cariño y hasta izó bandera.

“Ven es la vida. Yo era un juego, me portaba mal, no me gustaba estudiar, peleaba con otros niños, era muy rebelde, por eso me pasó a la jornada de la mañana y me tocó cambiar, pues la situación no era la mejor”, precisa el atleta.

Por la baja vision fue a parar al colegio OEA. No usaba bastón, iba de los estudios a su casa de noche y hasta montaba en bicicleta, pero su discapacidad lo obligó al cambio de claustro.

Allí conoció el deporte. Le gustó jugar al fútbol y se enscribió en esa electiva y tomó clases de música. Professor Melba le dijo que no podía volver a darle patadas a un balón porque por un golpe podía quedar ciego.

Jordan, entre lágrimas, tomó la decisión de dejar el fútbol, ​​​​su deporte favorito, y se decidió por el atletismo, una disciplina que no conocía, no tenía referencia.

Jordan y Paola, los une el amor por la vida y el deporte.

“Un día, Melba me llevó al bus en el que transportaban las paraletas y me flé a entrenar al barrio Timiza”, grabó el paratleta. En esos entrenamientos conocidos al profesor paulo peñaquien le pidió unos exámenes médicos, los que no le llevaron.

Practicaba el impulso del bala y estuvo en saltos mortales. Lanzó como siete metros y clasificó a los Juegos Intercolegiados del 2019. Jordan fue la figura, pues ganó los 100 y 200 metros planos, fue oro en el salto largo y en bala y eso lo puso muy contento. Se dio cuenta de que pudo triunfar en el deporte y siguió.

Grandes metas

Esos intercolegiados el refugio de las puertas para los juegos nacionales, por eso contó con la ayuda de Yulder, quien tenía el mismo problema visual que Jordan, pero fue al contrario, el que le colaboró ​​fue él.

Seis meses después de su arranque en Timiza le llevó los exámenes a Paulo y ese día conoció a Marta Liliana Hernándeza quien una meningitis neonatal que a los tres meses de edad le ocasionó a parálisis cerebral y limitaciones en la movilidad del lado derecho la obligó a llegar al paraatletismo y la levó hasta ser medallista en los Juegos Paralimpicos del 2016.

“A ella le debo mucho porque fue mi guía. Siempre me habló de superación, de dejar atrás los problemas y esos consejos los tuve en cuenta y los puse en práctica”, especifica Jordan.

Pero los problemas para el no paron. En 2020 llegó la pandemia y todos debían ir a casa. No tenía computadora, tampoco internet, y lo necesitaba para cumplir con las clases en el colegio y con los entrenamientos.

Jordan y de los pocos recuerdos con su papá.

Su mamá perdió el trabajo, pues el colegio cerró las puertas porque todo era virtual. Los días fueron difíciles y cuando se dio la orden de abrir el comercio y que la gente saliera poco a poco, Jordan se puso a trabajar otra vez. Vendía limpiones y bolsas de basura en la calle.

Ese dinero lo destinó para adquirir el servicio de internet, cuyo plan costaba 40.000 pesos. Las personas que vivían con Jordan en la casa de la abuela llegaron a un acuerdo y él pagó una parte.

In el colegio le ayudaron con un computador y siguió estudiando en octavo grado. A después año está registrado en el Nicolás Esguerra, una escuela en la que el ayudante para su discapacidad visual. En la mañana estudiaba y en la tarde entrenaba, esas eran las tareas de Jordan Smith Durante todo el día.

Llevaba en una coca el almuerzo, que era arroz, papa y yuca. Sus compañeros y los profesores le ayudaron con algo de proteína. Así, mejorará todo.

Foto :

Prensa Juegos Parapanamericanos Juveniles

Hoy, Jordan Smith es feliz. Recuerda lo duro que le ha pegado la vida, pero dice que eso le sirve para tener más fuerza y ​​​​conseguir sus metas.

Tien novia. Comparte el tiempo con Paola Andrea, a quien conoció cuando comenzó a entrenar en Timiza y está en silla de ruedas.

En los Juegos quiere estar en el podio de los 100 y 200 metros y en el salto de longitud o largo, ir a un mundial y competir en los Juegos Paralimpicos.
(Piqué y Clara Chía: ‘nueva jugada’, pillados en el consulado de Colombia, el plan)(Luto: absurda muerte de ciclista en entrenamiento, se zafó el pedal y ‘salió disparado’)

Lisandro Rengifo
redactora de EL TIEMPO
@lisandroabel