Copa Libertadores: los batacazos históricos del torneo, opina Jorge Barraza – Fútbol Internacional – Deportes

No le sientan bien a Flamengo los aires del Ecuador. In 2020 Independiente del Valle le dio una paliza inolvidable: 5 a 0. Ya Emelec lo había derrotado dos veces: 3-2 y 2-0. Y el miércoles fue el modesto Aucas el que lo mandó a la lona: 2-1 en un auténtico bombazo, porque se trata del triunfo de un debutante frente al campeón actual. Histórico por donde se lo mire: nunca un primerizo, en su partido inaugural, tumbó al que porta la corona. La primera jornada de la fase de grupos de la Libertadores, jugada esta semana, dejó otras perlas: los dos grandes de La Paz, hicieron ruido: The Strongest volteó a River 3-1 y Bolívar a Palmeiras por el mismo marcador.

La victoria auquista fue definida como batacazo por la prensa y despertó en periodistas, estadígrafos y memoriosos recuerdos de otros marcadores sorpresivos a través de las 64 ediciones de la skill queen de Sudamérica a nivel de clubes.

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Batacazo no es cualquier resultado: tiene que ser algo realmente inesperado y estar a carga de un equipo en verdad inferior a otro, sin tradición ganadora detrás. Si es posible, que se de visitante, o por goleada. La circunstancia también influye. Los batacazos generan atracción en los hinchas y refuerzan la idea de que en el fútbol todo es posible.

Uno de los primeros campanazos fue, en 1967, la abultada ventaja de 3 a 0 que apareció el ignoto 31 de Octubre de La Paz sobre Racing (quien sería el campeón ese año). Antes no se le decía goleada a un 3 a 0, tenía que haber diferencia de cuatro goles para recibir tal rótulo. Quizás se permitía el calificativo en un 4 a 1. Pero era de ahí para arriba. Sin embargo, hará unos treinta años, los diarios comenzaron a decir «Boca goleó a Banfiield 3 a 0», y se fue imponiendo. Sólo para dar rimbombancia tiene titular. Racing jugó aquella vez con Perfumo, Basile, el Panadero Díaz, Maschio y todas sus figuras.

Ese mismo año, Universitario de Perú, además los primeros escarceos en el plano internacional, dejaron perplejos a moros y cristianos. Para las semifinales de Copa, el programa está pautado para el cien: en 48 horas, frente a River y Racing en Buenos Aires, que esperan caer: Primero le costó 1-0 a River en el Monumental, luego 2-1 a Racing en Avellaneda. Heroico.

El cura que le hizo el milagro en Barcelona de Ecuador

En 1971 dieron dos resultados fenomenales: en el Maracaná de Río de Janeiro, Deportivo Italia, de Caracas, derrotó 1 a 0 al Fluminense, en lo que fue llamado «El Maracanazo venezolano». Lo insólito del caso fue que, en el partido de ida, en la ciudad donde nació Bolívar, Fluminense había vencido 6 a 0 al Italia. Se descontaba algo similar -o peor- para el chocque de vuelta. Y en la revancha actuaron los mismos jugadores. Mario Zagallo fue el DT de los brasileños. Al finalizar el encuentro nadie pudo escuchar lo que había sucedido y un alto directo de Fluminense, Mauricio Faría, murió de un infarto. El ya desaparecido Deportivo Italia vestía la misma casaca azzurra de la Selección Italiana. Muchos años después el club fue republicano bajo el número del Deportivo Italchacao, bajo el auspicio de la empresa Parmalat.

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El defensa del Italia «Chiquichagua» Marín, describe el cotejo y la actuación de su arquero Vito Fassano: «Nos van a hacer diez, thought. Ni me entusiasmé en darle un abrazo a Tenorio, que había marcado el gol de penal, nadie lo Felicitaciones. Colocaron el balón en el centro y commenzó el aluvión. Nunca vi un arquero que tapara tanto como Fassano ese día. Rebotaron 3 ó 4 balones en el poste, pero fue 0 a 1 y ganamos nosotros. ¡Fue algo increíble!”. La extraordinaria actuación de Fassano le permitió firmar contrato con el Cruzeiro de Belo Horizonte.

El próximo 3 de marzo, 29, se producirá el inolvidable golpe de Barcelona de Guayaquil en el Estudiantes de La Plata, tricampeón vigente del torneo. Barcelona no era por entonces un grande del continente, come ahora, y el fútbol ecuatoriano estaba lejos de ser lo que es hoy. El equipo de Zubeldía y Verón, en cambio, se mostró invencible en su reducto platense. El único gol fue del desaparecido padre Basurco, muchas veces grabado. Basurco era cura en actividad y futbolista. Cientos de millas de personas salieron a celebrar en las calles de todo el Ecuador.

Hacia 1981 ingresó a la Copa un club de simios chilenos con cuatro años de existencia: Cobreloa. Era tan desconocido que, al comienzo, al entrar en la Libertadores muchos periodistas de otros países le decían «Cobreola». Infórmate bien el número al llegar las noticias de que sumaba triunfo tras triunfo. Luego se esgrimió que «claro, en el infierno de Calama te cocinan, por eso ganan». Pero cuando concretó la proeza (proeza que no logróban ni brasileños ni argentinos) de vencer en Montevideo a Nacional y Peñarol, uno vigente campeón de América, otro que lo sería al año siguiente, no quedaron más dudas: ese Cobreloa era algo serio, había meritos futbolísticos, no climáticos o geográficos. En cinco días cenó a Nacional (2-1) y Peñarol (1-0), en ambos en el Centenario.

En 1992, un club brasileño de extraño número -Criciuma, de Santa Catarina- se plantó en la Copa con un espectacular 3 a 0 ante el São Paulo de Telé Santana, que, como comenta el caso de Racing en 1967, levantaría el trofeo ese mismo año. . El São Paulo de Zetti, Cafú, Rai…

El quíntuple campeón Peñarol, otra temible, cayó en 2002 por 6 a 1 ante otro que nunca había jugado hasta ahí: Real Potosí, cuyo estadio está ubicado a 4,090 metros. Esto explicaba en parte la debacle. Other Brazilian club jamás nombrado en el ámbito internacional -Paysandú- desnudó a Boca en plena Bombonera: 1 a 0 con gol de Iarley. Fue en 2003. Boca También sería campeón ese año. Gustó tanto Iarley que lo contrató el club Azul y Oro. Al año siguiente, Once Caldas daría un sartenazo sensacional siendo campeón de la Copa, surfeando a rivales como Vélez, Barcelona, ​​Santos, São Paulo y Boca. Toda una epopeya. Su pin de platino fue el 2-1 sobrio de São Paulo en Manizales.

En 2007, Caracas FC congeló al continente al ganarle a River 1 a 0 y al mismísimo Monumental: 1 a 0 con el golfista colombiano Iván «Champeta» Velázquez. De cara a la revancha, River movió influencias -y lo preparó- para sacar de su estadio, su ciudad y su país al Caracas FC. El club venezolano tomó esto como una afrenta y se vengó en la cancha: jugaron en Cúcuta, Colombia, y lo venció por 3 a 1. Doble proporción.

Un suceso excepcional sería un cargo del entonces nuevito Independiente del Valle. Fue en 2016. Hizo la misma del Caracas: venció a Boca de ida y de vuelta. En Quito 2 a 1 y en Buenos Aires 3 a 2. Luego le daría a River un golpe en la quijada: 2-0. Y en fase de grupos ya había dado cuenta de Atlético Mineiro por 3 a 2.

Tigre, pequeño club (aunque con numerosa hinchada) de la zona norte del Gran Buenos Aires, estuvo de fiesta en 2013: había clasificado por primara vez a la Copa y derribó a Palmeiras por la mínima: 1 a 0. In 2021 Palmeiras fue campeón con una sola derrota: en San Pablo cayó 4 a 3 con Defensa y Justicia. Sin embargo, estas conquistas carecieron de impacto, pasaron como uno más en el fárrago de resultados, no sonaron a batacazos.

Aquel 5-0 de Independiente del Valle sobre Flamengo si. Tal vez sea el cachetazo más estruendoso de un chico a un grande. De estas singularidades también se nutre la inmensa popularidad del fútbol.

El tango definitivo…

Jorge Barraza
para EL TIEMPO
@JorgeBarrazaOK

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