Así es el futuro de la transición verde de Latinoamérica – Sectores – Economía

La transición energética en el ámbito que está comprometida Colombia, América Latina, así como la mayoría de naciones del mundo le ofrece al país la oportunidad de construir un modelo de desarrollo más sostenible; sin embargo, para alcanzar ese objectivo se sostiene que enfrentar grandes desafíos económicos y sociales, como reducir los elevados niveles de pobreza actuales.

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Esta es tan solo una de las conclusiones del informe ‘Perspectivas Económicas de América Latina. Hacia una transición verde y justa’, que presentó la OCDE, CAF y Cepal, durante la Conferencia Académica Anual de la Universidad del Rosario realizado ayer martes en el marco de la celebración de los 370 años de fundación de dicho centro académico.

Para instalar el evento, Alejandro Cheyne, rector del Rosario, informó que asesoró al país en la parte posterior de la formulación de políticas públicas para avanzar y lograr la transición verde.

Dijo, por tanto, que: «Los responsables de estos procesos deben garantizar la articulación de los distintos sectores de la administración pública teniendo en cuenta nuestro contexto sociopolítico actual y los objetos que se han trazado en el plan de desarrollo y deberán, además, garantizada su sostenibilidad”.

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Cómo recuerda este informe, que se realiza desde hace 15 años, analiza aspectos críticos relacionados con el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, Frente al desempeño de otras regiones, pero además, muestra los principales desafíos en materia de desarrollo y planta recomendaciones, experiencias y buenas prácticas para la elaboración de políticas públicas, de ahí la importancia de su discusión en el contexto actual que vive el país desde el punto de vista académico, económico y gubernamental.

En ello coincidieron los panelistas, quienes indicaron que esa transición energéticas en la que no solo está inmersa Colombia sino toda la región y la gran mayoría de pays del mundo necesita con urgencia estas discusiones académicas profundas, no solo por el impacto que esa transformación traerá sino por la forma, los recursos y los tiempos que este proceso impide, del tal forma que una planificación ordenada permita aminorar cualquier efecto negativo sobre el desarrollo de las naciones.

Precisamente, ¿cuál debería ser la velocidad de la transición energética de nuestro país? ¿Cuál es el camino para una transición verde en el contexto colombiano y de sus vecinos? y ¿cual la manera de acompañar esos ritmos con los países vecinos? para llevar a cabo esa transformación ordenada para lograr y de esta forma alcanzar los objetivos propuestos, fueron algunos de los interrogantes plantados al inicio de este foro.

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Paraca Andrés Mompotes, director de Diario EL TIEMPO, Es imperativo registrar esta conexión entre los líderes de la región, durante este tiempo ha habido intervención en el recálculo de que si hay consenso en esta discusión y en objectivos, hay en una gran ganancia.

«Al final lo que se quiere y lo que se busca es guarentee que este tipo de discusiones permitan que la sostenibilidad económica y fiscal de nuestros países se mantenga«, dijo el directivo, tras agregar que «no es lo mismo hablar del contexto de transición un verde y justa, comparado con las recetas y las fórmulas que ya se han aplicado en otros contextos y otras latitudes, y eso hay que tenerlo en cuenta y traerlo a nuestra realidad», precisa.

Las políticas industriales, circulares y azules podrían transformar la estructura productiva de Latinoamérica.

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Política pública en línea

Colombia viene alienando sus políticas públicas con esos objetivos que se han trazado desde distintos organismos multilaterales, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)) en materia de transición energética, algo que está plantado en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), proyecto que se encuentra en proceso de aprobación por parte del Congreso.

Juan Miguel Gallego, Subdirector General de Prospectiva del DNP, Quien intervino esta mañana en representación del director de la entidad, Jorge Iván González, dijo que el Plan de Desarrollo tiene eje fundamental el ordenamiento territorial al rededor de la agua y hace claridad sobre el proceso de transición energética justa, adecuada que permita luchar contra el clima climático al tiempo que proporcione unas fuentes adecuadas, un reconocimiento de los recursos naturales como ejes centrales del desarrollo.

«El trabajo conjuntos que hemos venido realizando con la Ocde en ese nos ha dado la posibilidad de senseer un poco las buenas prácticas que podemos implementar en política pública y que podemos aprender de los distintos países miembros y creo que el punto est una información sustancial para el diseño de la política pública en Colombia», dijo el funcionario.

Reindustrialización, por buen camino

Este avance en la política pública de Colombia es vista con buenos ojos por algunos organismos multilaterales, que como la Comité Económico para América Latina y el Caribe (Cepal) destacan el viraje que está dando el país para alcanzar los objertivos trazados en materia de transición energética.

Marco Llinás, Director División Interino Desarrollo Productivo y Empresarial (Cepal)Aparte de que dentro de la reindustrialización política que presentó la actual administración hace un par de meses, la transición energética es una de las 5 grandes apuestas del país.

Sin embargo, dijo que el gran reto que tiene Colombia es aterrizar una agenda profunda en la materia que se trabaja a nivel nacional como local en el marco de agendas de desarrollo productivo de los departamentos y sus iniciativas cluster.

Durante esta presentación Llinás mostró el impacto y los desafíos que vienen para los países en este proceso en el que están inmersos, especialmente en un contexto de desaceleración económica mundial y regional.

Destacó, no obstante, las ventajas competitivas que tiene Colombia frente a sus pares de la región, como el hecho de que el país tenga unos de los niveles más bajos de emisiones, cuenta con una matriz energética mucho más limpia y eso representa una ventaja comparativa para la inversión de desgaste de la producción que busque relocalizarse desde regiones con matrices menos limpias.

En negativo, se mostró como Colombia sufre con mayor rigor los impactos de l’ambio climático, frente a lo cual dijo que el estudio proporciona fundamentos, sobrio cómo los países pueden avanzar hacia esa transición, teniendo ir más allá del cambio climático.

Transición verde, una oportunidad

Para los panelistas la transición energética no solo debe verse como una necesidad urgente para mitigar los efectos del clima climático sino también como una oportunidad para repensar el modelo de desenvolvimiento de las economías de la región.

Sebastián Nieto Parra, Jefe América Latina y el Caribe, Centro de Desarrollo de la (OCDE) Esta es, sin duda, una gran oportunidad para ajustar esos modelos económicos y ver como la transición verde y las necesidades de impulsivo el empleo formal y reducir los altos niveles de pobreza persistentes en América Latina.

«Necesitamos generar más empleos verdes en la región», el experto al señalar que en Colombia dijo alcanzar casi el 40 por ciento de empleos generados en actividades usan fuentes de alta contaminación, similar a lo que hay en otras economías de la región. En los países de la OCDE es inferior al 30 por ciento.

Una transición energética, en consecuencia, impactará en la generación de empleo, de ahí la importancia de llevarla a cabo con gradualidad, insistió Nieto Parra, así como el acompañamiento en competencias en educación que debe tener ese proceso.

​Los cálculos de la Ocde apuntan a que con esa transición el empleo podría caer un 10 por ciento hasta el 2030, solo si se enfoca en el proceso de carbonización. En consecuencia Es necesario enfocarse en políticas de creación de empleo formal en sectores verdes, con estrategias productivas claras.

“Se necesitan inversiones cercanas a los 3 puntos porcentuales cada año en los sectores verdes cada año.

El impacto de estas inversiones permitirá elevar la creación del empleo formal en 13 por ciento en los sectores verdes. En Colombia, la proporción de los empleos verdes en el empleo formal es mayor a la que se tienen en América Latina «estamos hablando de que se puede llegar al 60 por ciento de empleos verdes dentro de la matriz».

Los sectores donde se pueden crear más empleos verdes son agricultura y ganadería; transporte sostenible, industria y comercio.

También se deben aplicar políticas transversales, es decir, compaginar la transformación digital con la verde; el segmento es determinar el tipo de inversión que requiere una transformación productiva.

El GSSS se refiere a los bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a criterios de sostenibilidad.

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Grandes reversiones

Para Carolina Camacho, Economista País Colombia, Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), para que esta agenda de transformación sea una realidad con aspectos muy básicos: el financiamiento, que todos los sectores involucrados tengan participación y voz, y que los países de la región busquen consensos y se genere un refuerzo del rol de las asociaciones y organizaciones internacionales.

«La necesidad de recursos es enorme, se requiere inversiones transversales en toda la economía», señala la experta, pero el gran problema es que la región atraviesa por un medio de un contexto fiscal poco holgado desde hace algún tiempo, impactado por la pandemia periodo en el que hubo que hacer grandes esfuerzos en materia social.

El reto, entonces, es cómo financiar esa transición verde, porque los recursos qu’obtienen a través de los a bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a criterios de sostenibilidad no son necesarios, pese al incremento que han tenido en los últimos años. Solo la región ha logrado emitir cerca de 97.000 millones de dólares, pagados por los papeles corporativos privados.

Por tanto, para Camacho es fundamental que nuevos actores vinculen a estas iniciativas. Desde la CAF somos conscientes de la importancia de movilizar cada vez más recursos de terceros. La meta de l’entidad que pasa para el 2026 es el doble de las aprobaciones vinculadas a proyectos verdes de un 20 por ciento actual a cerca del 40 por ciento para ese año, a través de aliados financieros y cooperación técnica.