AENA: Facturar desde casa, escáneres 3D y trenes a las puertas de embarque: así será volar | Tecnología
Más de 19.000 millones de pasajeros usarán cada año los aeródromos del mundo en 2040, según las previsiones del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI, por sus siglas en inglés). Es el equivalente a gestionar el tránsito de 2,5 veces la población mundial. Solo en España se han batido los récords de 2019 este verano (1,2% más vuelos) y se volverán a superar este invierno (12,8% más), según la Asociación de Líneas Aéreas. Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) prevé llegar a 280 millones de viajeros este año. Esa ingente migración se ve sometida a un tedioso proceso de transporte urbano, esperas, registros, desplazamientos internos y controles que se repiten una y otra vez hasta convertir la experiencia en un ritual infernal. “La tecnología es la única llave para mejorar”, asegura Ricardo Fernández, director general de la empresa digital de viajes Destinia. Un informe de la consultora internacional Oliver Wyman en colaboración con ACI muestra cómo la biometría, la inteligencia artificial y la automatización marcarán el transporte aéreo. Así será volar:
Facturación desde casa. Rana Nawas, ingeniera formada en Oxford, especializada en servicios de transporte y coautora del último informe de Oliver Wyman, defiende firmemente que “solo porque algo aún no se ha hecho, no significa que no se pueda hacer”. En su visión de los aeropuertos del futuro no escucha el traqueteo incesante de las ruedas de las maletas por la ciudad hasta la conexión con el aeropuerto. “Definitivamente, la tendencia es que el equipaje se recogerá en casa o se dejará en un depósito”, asegura. “La barrera que hay que superar es realmente la seguridad”, admite. Ricardo Fernández los ve igual: “A corto plazo es un poco complicado porque, dentro de la facturación, el peso o el tamaño tienen importantes implicaciones en los volúmenes que se pueden permitir en la bodega de los aviones. Pero, realmente, esto no tardará en llegar como ha llegado el billete digital u otras tecnologías”.
Conexión de la ciudad con el aeropuerto. “Vemos una disminución en el número de personas que va en automóvil y taxi, por lo que es una dimensión en la que los aeropuertos deben pensar”, advierte Nawas. El Aeropuerto de Ginebra decidió en 2022 no ampliar más las plazas de aparcamiento, promover el uso de transporte público y utilizar el espacio que ocupan los coches para otros servicios. Más de la mitad de los viajeros prescinden ya de vehículos propios y taxis para llegar.
Paul Griffiths, director general del aeropuerto de Dubái va más lejos: “Imagine un tren con vagones programados para desacoplarse y quedarse en una terminal específica. Ese vagón te llevará adonde te espera tu vuelo. En lugar de tener un sistema de carreteras y ferrocarriles que deje a los pasajeros en la terminal principal, se podría llegar directamente a las puertas de embarque”. Griffiths cree que el diseño del futuro aeropuerto “debe reconsiderarse por completo”.
Control de acceso. “Va a ser mucho más agradable, fluido y eficiente. Y no es solo una ilusión. Ya existe”, afirma Nawas. “Lo que va a suceder”, explica, “es que vas a obtener tu tarjeta de embarque en el teléfono y este compartirá la información con los sistemas del aeropuerto, que te irán indicando la puerta y cómo llegar. Será un paseo por una senda en la que no te detendrás [concepto definido como On the move]. Caminarás y el teléfono y el aeropuerto compartirán tus datos, leerán tus parámetros biométricos y sabrá exactamente quién eres y el estatus migratorio”.
Ricardo Fernández coincide. “La tecnología para el reconocimiento facial está muy popularizada. Ya la vemos en muchos aeropuertos europeos e internacionales (Aena la utiliza). Las ventajas son evidentes: facilita el trabajo de los agentes de seguridad y la comodidad de los viajeros. Pero siempre y cuando esta información no se use con fines comerciales”.
Control de pertenencias personales y equipajes de mano. Es una de las etapas más desesperantes al obligar a mantener largas colas, deshacer la maleta, quitarse los zapatos, cinturones y objetos metálicos, desalojar los bolsillos y separar los dispositivos. En España, Aena va a implantar en los próximos años los escáneres 3D de forma generalizada. Este sistema toma medidas desde diferentes ángulos para crear una imagen final tridimensional y con mucho detalle. “Será obligatorio en Europa muy pronto y va a ser un gran paso para el turismo”, afirma el director de Destinia.
La última feria tecnológica Gitex Dubai presentó el Gscan, un modelo capaz de identificar la forma y composición de cualquier contenido a través del movimiento de las partículas subatómicas, que aportan una imagen e información precisa del interior de cualquier entorno. Está pensado para analizar desde grandes estructuras hasta las mercancías portuarias y también objetos de menor tamaño.
Un laboratorio estadounidense y la dirección de Ciencia y Tecnología del Departamento de Seguridad Nacional de EE UU han desarrollado un escáner de alta definición que puede identificar amenazas minúsculas y reducir los falsos positivos, además de un dispositivo para revisar en dos segundos el calzado sin necesidad de quitárselo. “Estos elementos podrían acelerar el proceso de revisión entre un 15% y un 20%, así como optimizar los procesos de seguridad, sin dejar de detectar amenazas”, asegura, Bill Frain, directivo de la compañía que los desarrolla
Jesús Hernández, abogado, añade un elemento a considerar: el respeto a la intimidad. “Implantar este tipo de tecnología exige garantizar que no se produce una intromisión en la privacidad de las personas al tener acceso al detalle de sus pertenencias e incluso a las formas de su cuerpo. No es un derecho absoluto, por lo que puede verse limitado en aras de la seguridad. Pero hay que encontrar el término medio”, afirma.
Esperas para el embarque. “El aeropuerto no solo permitirá ir de compras, sino también entretenimiento. Los pasajeros se están volviendo mucho más sofisticados y exigentes. La clave del éxito será permitir al cliente personalizar su experiencia. No es lo mismo un pasajero de negocios que quiere ir rápido que una familia”, afirma la experta en servicios de transporte. Nawas ve una oferta comercial más ligada a pantallas a través de las cuales el cliente podrá adquirir cualquier cosa y recibirla en su puerta de embarque o reservar una mesa en los restaurantes. Y el enorme espacio que ahora ocupan las tiendas podría ser sustituido por otros servicios, como piscinas, gimnasios, salas de masajes o cines.
“El tiempo es más importante que nunca. Si quiero pasarlo en los aeropuertos, debe ser mi elección, no por las colas y los controles. Tenemos que usar la biometría y tenemos que usar la inteligencia artificial para predecir el tiempo que pasamos en las terminales”, afirma Diego Arrosa, director de Aeropuertos de Uruguay, en el informe de Oliver Wyman.
El vuelo. Aquí la tecnología aún no ha encontrado respuestas. El poco espacio disponible se enfrenta a varios condicionantes, además de a la presión de las ofertas de bajo precio: el aumento de la demanda, que obliga a maximizar el número de pasajeros por vuelo; el incremento de costes, que lleva a las aerolíneas a ofrecer aviones más pequeños y eficientes para ahorrar en combustible y gastos operativos; y los requisitos técnicos de seguridad, que obligan a disponer de espacios libres necesarios en caso de emergencia. “No tenemos una visión de cómo va esto, cómo podemos ampliarlo, cómo podemos hacerlo comercialmente viable”, admite Nawas.
Una de las claves será la disposición de combustibles de aviación sostenibles (SAF, por sus siglas en inglés) más baratos, que son, además, imprescindibles para cumplir con los requisitos de reducción de contaminación. “Todavía no tenemos la tecnología para llegar allí, pero hay mucha gente inteligente y se están invirtiendo muchos miles de millones de euros para responder a esta cuestión”, admite la ingeniera. Según los cálculos de Oliver Wyman, para 2030 se dispondrán de hasta 20.500 millones de litros de SAF, pero el sector aéreo necesitará tres veces más no para llegar a las cero emisiones, sino para mantenerlas en los niveles de 2019.
Conexiones y llegada. A juicio de Ricardo Fernández, estas circunstancias son también una batalla por ganar. “Aspectos como la conectividad en el vuelo, la recogida de maletas o el control de seguridad en destino pueden ser mejorados”. “La tecnología es la única llave para hacerlo”, concluye.
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